Decía la escritora Carmen Martín Gaite en un artículo publicado en Abril de 1977 en Diario 16, lo siguiente:
"Yo pienso, por el contrario, que sólo de la afición puede nacer el aprendizaje y no concibo otra levadura ni incentivo para la inteligencia que los titubeos que jalonan ese aprendizaje y lo fecundan."
Martín Gaite hablaba de literatura, por supuesto, pero ¿ no nos ofrece una receta certera para la motivación, la adaptación al cambio, el aprendizaje, el desarrollo profesional ?
Creo que la verdadera motivación, la más profunda, es endógena, nace de nosotros mismos... de nuestras aspiraciones, de nuestras aficiones. El gusto por nuestra actividad, la afición, es un potente motor que nos impulsa a alcanzar nuevas metas, y en ese camino, en esa búsqueda de logros, desarrollamos nuestra inteligencia y habilidades, crecemos como personas y como profesionales. Y por medio de ese aprendizaje, y en busca del mismo, nos adaptamos e, incluso, buscamos nuevos entornos, nuevos retos.
La afición, la simple afición, como motor del aprendizaje, del desarrollo, de la satisfacción. Tan potente, tan simple, tan en la esencia de nuestra propia naturaleza, que es una lección que nos puede ser enseñada por muchos maestros, por muchas disciplinas, mísmamente por la literatura.
martes, 8 de septiembre de 2009
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