miércoles, 26 de febrero de 2025

Tecnología para el bien (II): organizaciones para el bien

En el post anterior de este blog titulado 'Tecnología para el bien (I): de qué bien hablamos', intentaba transmitir la idea de que el uso de la tecnología para el bien no debe circunscribirse sólo al ámbito de la acción social en territorios como la ayuda a colectivos vulnerables, la aplicación en salud, en ecología, en investigación, etc por más que este tipo de casos de uso nos inspiren y nos eleven y sean, en efecto, grandes exponentes del uso de la tecnología para el bien.

Pero defendía que el uso de la tecnología como base para generar riqueza, que en el fondo no es más que la producción de bienes y servicios, es también un uso para el bien. Defendía que el uso de tecnología para la, últimamente algo denostada, eficiencia, es también un uso para el bien.

Y lo único, que en el fondo no es poco, que precisamos es que cuando usemos la tecnología para generar riqueza lo hagamos de una forma responsable y ética, que sea para fines lícitos y respetando condicionantes éticos y, por supuesto, legales.

Lo último que quería agregar en ese post agregar era la formulación de una tipología, no necesariamente exhaustiva ni 'super-rigurosa', sino más bien ilustrativa, del modo de aplicar la tecnología para el bien, casi de llevar a la práctica el bien en general.

Como el post original me salió más largo de lo previsto, he dejado esa parte para este segundo post. Vamos, pues, a ver esa tipología de urgencia sobre mecanismos a nivel organizativo de aplicación de la tecnología para el bien.


Nivel 1 - Comportamiento ético


Propongo como primer nivel, en cierto modo el más básico, es el comportamiento ético de las organizaciones. Se trata, 'simplemente' de que las organizaciones se rijan aplicando criterios éticos, en su actividad en general, pero específicamente en cómo usan la tecnología.

Para ello podrían ser de aplicación los códigos deontológicos, los códigos éticos profesionales y casi diría, una suerte de 'sentido común ético'. Puede estar poco formalizado y ser, más bien, un elemento cultural de la organización, y muy necesariamente de su nivel directivo, o puede intentar, para garantizar su aplicación, formalizarse mediante mecanismos explícitos de gobernanza que, quizá, podrían caer dentro de la 'G', de ESG.

En el ámbito específico de la inteligencia artificial, puede reflejarse en la implementación práctica de la filosofía de la ética por diseño.

Este nivel es, a la vez, el más simple y el más complejo. Lo propongo como el nivel más básico, pero no porque sea el más sencillo. En realidad, conseguido este nivel, prácticamente todo lo demás viene por añadidura. Lo que ocurre es que es un nivel muy inespecífico, muy de 'propósito general' por decirlo de alguna manera, que aplica a todo tipo de organizaciones, con todo tipo de actividad, económica o no, y todo tipo de misiones y visiones, pero, sobre todo, vale perfectamente para cualquier empresa comercial o industrial del tipo que sea.


Nivel 2 - Empresas con propósito


Está muy de moda esta idea de las empresas 'con propósito'. Se trata de que, en la formulación de su visión y su misión, y en la construcción de su cultura se persiga ese propósito, ese objetivo final que, evidentemente, suele ser aspiracional y de bien común.

En el fondo es sólo una ligera extensión del nivel anterior. Lo que ocurre es que la empresa u organización, se orienta a esa aspiración de conseguir algo bueno, aunque pueda tratarse, de nuevo, de una empresa comercial o industrial digamos 'normal'.

Es cierto, o al menos esa es mi percepción, que con demasiada frecuencia esa formulación de propósito, cae un poco en el ámbito de la pura imagen, en una suerte de 'postureo corporativo', sin que cale realmente ni en la cultura, ni en la acción y gobierno de la organización que la formula.

Para considerarlo un nivel diferenciado debemos estar ante el caso en que la formulación del propósito es real y que de alguna forma dirige la acción, comportamiento y cultura de la organización.


Nivel 3 - Empresa social


Este nivel sí que es muy diferenciado, y muy interesante, además. Estamos ante el caso de empresas cuyo fin en claramente social, entendiendo por objetivo social, de nuevo, objetivos de ayuda a colectivos vulnerables, por ejemplo.

Sin embargo, no dejan de ser empresas y, en ese sentido, deben tener viabilidad económica. Es decir, no renuncian a vender y no renuncian a los ingresos. No sólo no renuncian sino que claramente los necesitan. Porque se trata de empresas. Empresas que, como tales, deben pagar a sus empleados, deben pagar impuestos, deben invertir en activos, deben competir y deben intentar garantizar su viabilidad a medio y largo plazo 

Es la 'cuadratura' del círculo': conseguir que una actividad netamente social sea rentable. Se trata de una fórmula fantástica aunque de difíciles equilibrios.


Nivel 4 - Acción pública


Este nivel, en realidad, no construye sobre el anterior, sino que se sitúa en paralelo. Cuando un fin social se considera que debe ser garantizado, pero es difícilmente rentable, es necesaria la acción pública, es necesario que la asuman las administraciones y, en muchos casos, al menos en Occidente, caen dentro de eso que se ha dado en llamar el 'estado del bienestar'.

Quizá el caso más paradigmático sea el de la sanidad. La atención sanitaria es cara, carísima en realidad, muchísimo más cara de lo que creo que la mayoría de los ciudadanos sospechan. Por ello, la prestación de una atención sanitaria de amplia cobertura, tanto en población como en casuísticas, y asequible, es difícilmente rentable, casi imposiblemente rentable. Y por ello normalmente es asumida por los estados.

Como este caso de la sanidad, podrían existir y existen muchos otros tipos de acción social que, por ser inherentemente caras, o por dirigirse a un público (lo que en el ámbito empresarial diríamos mercado) de escasos recursos y por tanto con poca capacidad de pago y generación de ingresos para las empresas, deben ser subvencionados o asumidos por las administraciones públicas. 


Nivel 5 - Organizaciones sin ánimo de lucro y fin puramente social


Un último nivel es el de organizaciones sin ánimo de lucro y lo que normalmente denominamos ONGs. cuyo objetivo es puramente la acción social. Como son no gubernamentales, caen fuera del ámbito de la acción pública. Y también creo que se diferencian bastante claramente de la empresa social. Porque una ONG se suele sostener por subvenciones, por el trabajo voluntario de las personas que lo componen, por donaciones, etc, pero no tienen una visión realmente empresarial. La empresa social, sin embargo, sí que es una empresa, con todo lo que ello conlleva, y con la 'única' particularidad de que su fin es social.


Conclusiones


Recalco el hecho de que, usar la tecnología para el bien no implica circunscribirse a la ayuda a colectivos vulnerables, a la ecología o a la investigación científica. El uso responsable de la tecnología para producir riqueza en forma de bienes y servicios también es un uso para el bien y sólo precisa que se haga de manera ética y responsable. Y en este post he identificado cinco formas, cinco niveles, de ser responsables a nivel de organización.

Creo que resulta interesante conocer o ser conscientes de las cinco que he planteado pero, en el fondo, lo que desearía, pediría y reclamaría es el nivel 1, el comportamiento ético. 

Lo demás puede venir por añadidura. 


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