Un evento del que no había hablado en este blog aunque sí había dejado rastro en algunos de mis otros canales digitales.
El hackathon en total duró casi tres semanas, pues hubo dos semanas previas de fase online, un poco de calentamiento, pero la parte nuclear, la fase presencial, tuvo lugar los días 25, 26 y 27 de Febrero.
En este post quiero recoger algunas impresiones y reflexiones personales sobre el evento. Decir que, aunque pertenezco a OdiseIA y he colaborado en el evento, son reflexiones absolutamente personales.
El esfuerzo de organización
La primera impresión, quizá la de índole más práctica, es la que tiene que ver con el tremendo esfuerzo de organización que supone montar un evento así. No he estado involucrado en la organización propiamente dicha salvo para echar una mano en temas puntuales porque mi rol era otro, pero al estar muy cerca de la organización y conocer bien a quienes se encargaban de ella, he podido observar bastante de cerca la gestión, la organización, la logística e incluso la necesidad de reaccionar ante los siempre presentes imprevistos.
Y, hasta donde lo he percibido, he podido comprobar cómo organizar un evento de esta naturaleza, es un esfuerzo de gestión fenomenal (y la palabra esfuerzo es muy adecuada) con mil y un aristas, mil y un detalles, mil cosas que pensar, organizar o resolver, y todo ello bien orquestado para que las cosas se hagan o sucedan en el modo y momento en que tiene que ser. Hay mucha, muchísima gestión, y también mucho esfuerzo y mucha voluntad y dedicación para salvar todo aquello que la mera organización no puede prever.
Realmente, hasta la fecha, OdiseIA no había acometido una iniciativa de esta envergadura y, aunque siempre hay puntos de mejora (tengo en mi cuaderno mental alguna propuesta), creo que el reto, y ahora me refiero no al social, sino al organizativo, se ha superado con muy buena nota.
El atractivo de la IA responsable
Algo muy reconfortante es comprobar cómo la inteligencia artificial responsable, y cómo su aplicación social, y en este caso para colectivos vulnerables, son temas que resultan atractivos. La respuesta en número de 'hackers' y equipos ha sido muy alta y no ha dejado de sorprenderme cosas como que haya participado, bien que en modalidad online, alguna persona de lugares tan remotos como Sri Lanka (todavía no me explico cómo tuvo noticias del hackathon), que bastantes hackers con residencia fuera de Madrid se hayan desplazado a la capital para estar tres días dedicados al hackathon o que en el evento de cierre de ayer, lo que se denominó el congreso, también asistiera como espectador alguna persona venida de fuera de Madrid expresamente para el acto.
Desde luego, OdiseIA organizó un evento muy atractivo, pero también creo que existe un atractivo intrínseco, no sólo de la inteligencia artificial como tecnología o como negocio, que es casi evidente, sino también del uso ético y de su aplicación social.
Y ese interés es muy esperanzador.
El impacto social
Hay otro gran motivo de esperanza. Muchos de los proyectos que han salido de este hackathon o que se han impulsado durante el mismo, tienen, por supuesto, una clarísima vocación social pero es que, además, son, no tengo ninguna duda, perfectamente viables e implantables.
Me tocó 'supermentorizar' dos proyectos de estos que son maduros, de alto impacto e implantables. Uno de ellos es un proyecto espectacular, casi diría una línea de trabajo, de la Universidad Complutense, que aplican inteligencia artificial para distintos elementos relacionados con el agua, como su detección o el análisis de potabilidad. Y todo ello con el propósito, en primera instancia, de desplegarlo de la forma más masiva posible en Etiopía, aunque es aplicable en cualquier lugar, especialmente afectada por sequía y escasez de agua.
También me tocó en suerte, 'supermentorizar' un equipo y un proyecto, que a la postre fue el ganador del Hackathon, que trabaja en el campo de la accesibilidad web y que dispe de un plugin que analiza el texto de una web y lo traduce a lenguaje sencillo en primera instancia y lo que se denomina en accesibilidad, 'lectura fácil (no es lo mismo aunque lo parezca). Y lo demostraban sobre páginas de la administración pública, creo recordar que de la agencia tributaria, aunque de este último extremo no estoy seguro. El último día por la mañana me acerqué a su mesa a ver si me podían hacer una 'demo' informal. Tras acabar de verlo les dije que en mi opinión eso era implantable ya. Que tenía mercado. Que, mas allá del hackathon 'había que moverlo'. El jurado debe haber pensado algo parecido desde el momento que obtuvieron el primer premio.
Estos son los casos que conozco más, pero seguro que muchas de las soluciones creadas o evolucionadas en el hackathon tienen posibilidades reales de implantación y, por tanto, posibilidades reales de tener impacto social.
De hecho, los premios (en realidad había muchos y diferentes tipos de premios) estaban orientados a convertir en realidad, a conseguir el despliegue de las soluciones presentadas.
Y eso es valiosísimo. Eso es un resultado real.
Ese es el tipo de ética que me gusta a mi personalmente, y que nos gusta en OdiseIA como organización: la ética en positivo y la ética de acción.
La motivación
Algo especial de este evento, supongo que común en este tipo de eventos, es la motivación y el entusiasmo que se respira. Una motivación y un entusiasmo que es de doble cara, tanto en el equipo de organización como en los hackers y los equipos que se esfuerzan por encontrar la mejor solución.
La motivación y el entusiasmo son motores extraordinarios de cualquier actividad humana, y poderlos sentir, respirar, y en abundancia, a raudales, es siempre algo especial
El talento
Uno de mis ideales, uno de los valores, no éticos pero sí de personalidad, que admiro y al que aspiro, es el conocimiento. Así lo tengo declarado en mi página oficial desde hace muchos años, y así lo voy dejando caer en diferentes posts, podcasts o cualquier otro medio que uso para expresarme.
Más allá del mero conocimiento, admiro el talento, el talento que, de alguna manera, es la fusión de unas capacidades intelectuales innatas, con ese conocimiento que mencionaba y con la voluntad de movilizar ambas cosas.
Y un hackathon como el que culminó ayer es una explosión de talento, de personas de todo tipo y condición, valiosas, inteligentes y comprometidas.
Hace ya bastantes años, en otro blog diferente a este, publiqué un post que se titulaba 'Qué bonita es la inteligencia'. En aquel caso, y pese a lo que el título pueda hacer pensar, el ámbito era el del baloncesto, y me fijaba en una jugada famosa, entre Kobe Bryant y nuestro Pau Gasol, un 'pick & roll' donde, éste último, nuestro Pau, demostraba toda su inteligencia en el juego y se permitía guiar al entonces mejor jugador del mundo: Kobe Bryant.
Cambiando sólo la palabra y el entorno, pero con el mismo sentido, puedo exclamar ahora ¡Qué bonito es el talento!
Y bonito era, en efecto, contemplar la sala donde los equipos trabajaban y bonito fue ver sus exposiciones finales, sus 'pitches'.
Las personas y el networking
En un evento de cualquier tipo, una de las cosas que se valoran es la posibilidad de hacer networking, de conocer a personas nuevas, intercambiar experiencias y, quién sabe, si alumbrar oportunidades.
El networking tiene, para mi, una doble cara. Por un lado, la cara práctica, la posibilidad de enterarte de cosas, de establecer conexiones o de encontrar oportunidades profesionales. Pero tiene también una cara de puro placer, de disfrutar conociendo a personas, personas con talento, personas motivadas, personas interesantes y charlar con ellas, sólo por el placer de charlar y de compartir.
En mi etapa profesional y vital actual, tengo que decir que, aunque pueda parecer 'postureo', realmente disfruto casi más de lo segundo, del mero placer de conocer e intercambiar ideas y experiencias, aunque no niego que luego, casi sin buscarlo, casi sin querer, una cosa lleva a la otra y no es raro que surjan oportunidades.
Tengo la sensación de haber podido dedicar poco tiempo a ese networking en esta ocasión ya que el rol que estaba desempeñando y el echar una mano en otras coas (así como alguna limitación de agenda por otros motivos) me impidieron dedicar mucho tiempo a ello. ¡Con la cantidad de gente interesante que había! Pero aún así, me llevo nuevas personas conocidas, nuevos contactos en LinkedIn y algún compromiso real de vernos en otro momento, alrededor de un café o cerveza.
Para los hackers y equipos participantes, espero que también les haya servido para conocer a otras personas que trabajan en proyectos parecidos, que tienen inquietudes parecidas y quién sabe que conocimiento podrán intercambiar, qué contactos establecer o en qué iniciativas podrán colaborar.
Unas palabras sobre la juventud
En el hackathon participaron todo tipo de personas y eso incluye todo tipo de rangos de edad, desde muy jóvenes hasta personas bastante maduras. Eso es fantástico. Esa gran variedad de edades era algo que me comentó alguna persona que le sorprendía, que ella hubiera esperado sólo gente joven. Y es una gran cosa esa especie de mestizaje de edades. No deja de ser otra forma de inclusión y de enriquecimiento.
Pero quisiera centrarme en la juventud, en los más jóvenes, fundamentalmente estudiantes universitarios (en algún caso de primero). Personalmente, me tocó 'supermentorizar' dos equipos de personas jóvenes: un equipo formado por unas chicas estudiantes de la Universidad Rey Juan Carlos, y un equipo de chicos de la Universidad de Santiago de Compostela. Era un placer hablar con ellos y ellas. Era un placer sentir sus ojos atentos a lo que les contabas. Y lo que, a lo mejor, se imaginan menos, y puede que les sorprendiera saberlo, es el placer, casi el orgullo, que sentía cuando l@s veía volcados en sus portátiles, o debatiendo entre ell@s, concentradísim@s en su reto y en sacar adelante sus soluciones respectivas. Es otra forma de ver la motivación y el talento en acción.
También me acerqué a otro equipo, que no era 'mío', el de los 'puntos violeta', porque me causó curiosidad una exposición informal previa y quise entender por qué habían planteado un tipo de modelo de IA concreto. Me acerqué a donde estaba el equipo, y me contestaron a esa pregunta y ya de paso, les pregunté varias cosas más que me interesaban y les hice alguna leve sugerencia, no tanto de cara al hackathon, sino para la continuación del trabajo. Me fui encantado de ver su madurez, lo robusto de la idea (y no sólo desde el punto de vista tecnológico) y lo sensato@s que eran en todos sus planteamientos.
A lo largo del hackathon, en un momento de receso, una compañera de OdiseIA (que se reconocerá si lee esto) me preguntó sobre mi opinión como docente que soy en buena medida actualmente, sobre el nivel y motivación de los estudiantes actuales o de la juventud en general.
No voy a detallar toda mi contestación pero, en esencia, le vine a decir que, en mi experiencia, había de todo. Expresé alguna reserva, que la tengo, respecto al modelo y nivel educativo actuales, pero también le dije, y esto es lo principal, que precisamente en mi actividad docente, aunque me había encontrado de todo, aunque había tenido, claro, alumnos 'pasotas' y poco preparados, también había tenido much@s alumn@s de buen nivel, motivados, trabajadores, entusiastas y, en algunos casos, incluso realmente brillantes. Y concluí diciéndole que, en conjunto, y pensando en el futuro, no me parecía que fuésemos a quedar en malas manos.
Y esa es mi idea: creo que en la juventud actual hay de todo, como lo hay en mi generación o como lo hubo en la de nuestros padres o abuelos. No creo que sea mucho mejor ni mucho peor, probablemente sólo tenga algunos elementos culturales diferentes, pero sólo eso, algo diferentes...como también nosotros fuimos algo diferentes de quienes nos precedieron.
Esa es mi idea en general pero, claro, este hackathon es un 'chute de optimismo', un refuerzo a la visión positiva sobre la juventud. En él hemos podido ver a esa parte de la juventud que es inteligente, formada, entusiasta, comprometida, trabajadora y, en algunos casos, realmente brillante.
La experiencia
Por encima de muchas cosas, quizá este hackathon sea, sobre todo, una gran experiencia, una grandísima experiencia para cualquiera que participe. sea en el rol que sea.
Cuando aún estábamos en la fase online y aún se estaban conformando los equipos, tuve ocasión de hablar con alguna persona que dudaba si participar o no. Y le intenté transmitir que, más allá de que el reto que se le había asignado le atrajese más o menos, de lo que estaba seguro es de que iba a ser una gran experiencia.
Y creo que así es. Me tocó también 'supermentorizar' un equipo conformado a última hora (el mismo martes por la mañana), por personas que no se conocían entre sí, que no conocían el reto a que se iban a enfrentar y que tenían parte del equipo en online y no presencial. Aunque es evidente que, con ese punto de partida, es imposible alcanzar una solución super-sofisticada y super terminada, lo que sigue siendo valioso es el trabajo realizado, la relación y, en conjunto, la experiencia. Así lo comprobé con las dos personas que estaban presencialmente en Madrid, a las que se veía sonrientes, orgullosas y encantadas con la experiencia.
Me hago la idea de que aquellas personas que hayan vivido la experiencia de este hackathon querrán repetir. Querrán repetir por su interés en la inteligencia artificial y por su compromiso con la acción social y con ayudar a colectivos vulnerables.
Pero querrán repetir también, quizá sobre todo, porque es una experiencia, una gran experiencia.
El futuro
Y si quieren repetir, tendrán ocasión de hacerlo, porque, como tuve ocasión de oír de boca de nuestra presidenta, Idoia Salazar, habrá más ediciones.
Así que, supongo que dentro más o menos de un año, estaremos hablando del II Hackathon Internacional de IA para colectivos vulnerables.
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