En ocasiones opiniones y trabajadas y honestas pueden ser, sin embargo, también poco realistas o poco concretas.
Ingeniería y humanidades
Por titulación y por ejercicio profesional soy ingeniero, pero mis intereses intelectuales son muy amplios e incluyen, por ejemplo, la filosofía, la literatura o la psicología.
Creo que, en el fondo, toda disciplina de estudio es valiosa, interesante y enriquecedora.
Pero también es cierto que la forma de pensamiento de un ingeniero, y no sólo un ingeniero sino también, por ejemplo, un matemático o un físico, te llevan a la claridad, a la concreción, a la formulación inequívoca de razonamientos, teorías y resultados.
Algo que, y que me perdonen los afectados, no siempre está presente en disciplinas así denominadas humanísticas donde, una formulación verbal brillante y erudita puede, sin embargo, ocultar ambigüedades, errores de razonamiento y elementos de interpretación lo que, me hace pensar, puede ser la fuente de las frecuentes y en ocasiones ardorosas discusiones que se producen entre, por ejemplo, filósofos o literatos. A falta de tangibilidad, a falta de un contraste objetivo, queda abonado el debate, probablemente interesante, pero que difícilmente conduce a conclusiones que no sea el propio debate en sí mismo.
Formas de concreción
Hay muchas formas, creo, de hacer que nuestros pensamientos no sean divagaciones, de concretarlos.
Una forma muy sencilla es, simplemente, escribirlos. Es algo que aconsejo siempre porque escribir lo que te ronda por la cabeza, ponerlo en palabras, es ya una primera forma de concretar. Pero se trata sólo de un primer paso, porque las palabras, permiten, y de qué manera, las ambigüedades.
Un siguiente paso puede ser intentar estructurar nuestras ideas en forma de diagrama de bloques (por cierto, mucho mejor un diagrama de bloques que un mapa mental, que creo que tiende también ala ambigüedad) algo, el producir diagramas, que quizá, ya empieza a ser un síntoma de pensamiento ingenieril.
También podemos aplicar las reglas de la lógica, de la lógica formal, me refiero, como lógica poposicional o silogismos, algo que, además de haber nacido en el ámbito de la filosofía, aplica muy bien a temáticas no técnicas y que forma parte del acervo de herramientas del denominado pensamiento crítico.
Para hay formas mucho más radicales, y en este caso técnicas, de concretar.
El desarrollo software como concreción
Durante muchos años hice desarrollo software y todavía hoy en día, de vez en cuando, hago alguna cosa pequeñita, algún demostrador o prueba de concepto con software.
Y el desarrollo software es una formidable palanca de rigor y concreción. Pese a lo que pueda parecer cuando se ve externamente donde el software hace gala de su flexibilidad, cuando se mira internamente es tremendamente exigente en cuando a rigor y concreción. Cualquier lógica que se te ocurra en tu cabeza debe traducirse a los elementos que te proporciona el lenguaje o herramienta de programación (elementos que son finitos y absolutamente inequívocos en cuanto a funcionamiento aunque a veces una mala documentación pueda hacer parecer otra cosa).
La traducción de comportamientos a software es un extraordinario y muy enriquecedor ejercicio de pensamiento, estructuración y rigor y deja el campo de la fantasía sólo para el diseño externo, funcional y gráfico, pero en absoluto para el funcionamiento interno.
A veces se habla del pensamiento computacional, de la necesidad de introducirlo en la educación e, incluso, incluir como formación básica la programación. No estoy seguro de si eso es correcto o no y, desde luego, a nivel de posterior ejercicio profesional muy pocos perfiles necesitarían programar realmente. Pero lo que sí es cierto es que la programación desarrolla, sin duda, el pensamiento estructurado y lógico, y eso sí que podría ser muy útil para cualquier persona, también para las que se orienten a los ámbitos humanísticos o sociales.
La robótica como concreción y realismo
Y otra forma radical de concreción es la robótica que, además, es la que me ha inspirado el post y la que le da título. Y ha sido a partir de la lectura del libro 'Robot souls', donde la autora, Eve Poole, cita al inicio de un capítulo a Hod Lipson, ingeniero mecánico y director del Creative Machine Lab Columbia University. Y la cita que incluye es la siguiente.
the nice thing about robotics is that it forces you to translate your understanding into an algorithm and into a mechanism. You can't beat around the bush, you can't use empty words, you can't say things like 'canvas of reality' that mean different things to different people, because they are too vague to translate into a machine. Robotics forces you to be concrete.
La robótica es interesantísima en muchos aspectos pero, en efecto, también es una forma muy efectiva de formar al realismo y la concreción. La robótica incluye desarrollo software, que ya de por sí, como decía antes, fuerza a la concreción, al pensamiento estructurado, a la realidad.
Pero la robótica incluye, además, todo lo que tiene que ver con el diseño mecánico y, sobre todo, el contraste con el mundo físico. El software exige el rigor y la concreción pero tiene la ventaja de que si hacemos las cosas correctamente, hace exactamente lo que tiene que hacer.
Sin embargo, el mundo físico aporta otras exigencias adicionales. Dado que, a pesar del enorme desarrollo científico actual, muchas veces sólo tenemos modelos aproximados de comportamiento de ese mundo físico y dado que, además, en el mundo físico abundan los imprevistos, diseñar y poner en funcionamiento una máquina capaz de funcionar en ese entorno es un desafío de exigencia y contraste con la realidad cosa que hace muchos años pude comprobar durante mi proyecto fin de carrera en que tuve que construir un circuito electrónico real intentando emular los resultados de un artículo científico, cosa que, pese a todos mis esfuerzos, análisis y pruebas, fui incapaz de conseguir completamente.
Y la robótica es mundo físico, sensores y actuadores, movimientos y resultados.
No valen las ambigüedades.
Vale el rigor, el realismo, los resultados y el contraste con la realidad.
Y eso es una cura, no sólo para la ambigüedad, sino también para la soberbia intelectual. Es tremendamente educativo.
Conclusión
Las disciplinas de la ingeniería, y concretamente el desarrollo software y la robótica, son dos fantásticas escuelas de pensamiento riguroso, humildad intelectual y realismo, mucho realismo.
Así que, a lo mejor sí, sólo por eso valdría la pena enseñársela y hacérsela practicar, aunque fuese en entornos sencillos, a toda nuestra juventud.
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