miércoles, 13 de septiembre de 2023

Los robots y la definición de humanidad

¿Tenemos claro en qué consiste eso de ser 'humanos'? ¿Qué es lo que define a una persona? Puede que no, que no lo tengamos tan claro como podríamos pensar, y que los robots y otras tecnologías nos fuercen a reflexionar sobre ello.


El interés de la robótica


El estudio de la robótica es apasionante. Desde un punto de vista puramente ingenieril, es una disciplina que aúna conocimientos diversos, procedentes de la mecánica, de los materiales, de la automatización y el control, de la sensórica, de las comunicaciones y la informática. Sólo como una forma de ingeniería es completa, abarcadora y retadora.

Si además, y pensando especialmente en robots sociales, y más aún en robot humanoides, entramos en el campo de la relación robots-personas (HRI, 'Human-Robot Interaction'), no sólo expandimos la sensórica y algoritmia necesaria, es que además, empezamos a superponer a la ingeniería, la pura robótica, importantes elementos de psicología, e incluso antropología y sociología. Y eso convierte a la robótica en un área de conocimiento, aún más transversal y aún más apasionante.


Roboética y el concepto de humanidad


Y si ahora damos quizá el último paso, hablamos de roboética, y nos planteamos elementos éticos en robótica, elementos que incluyen, pero extienden y particularizan, los propios de la inteligencia artificial, nos adentramos ya en el campo de la filosofía y, como derivada práctica, en el terreno legal.

Y algunos de los grandes desafíos de la roboética, como la asignación o no de agencia moral y de paciencia moral a los robots, el debate sobre la 'sintiencia' y sobre la consciencia, tanto si las máquinas son capaces de esa sintiencia o esa consciencia, como de si eso les otorgaría consideración moral especial o derechos especiales o, finalmente, el debate sobre si los robots pueden ser objetos de derecho o si tiene sentido hablar de una personalidad electrónica,  nos desafían a plantearnos cuestiones que van mucho más allá de lo técnico e incluso de lo legal.

Nos hacen formularnos preguntas profundas, sobre lo que significa ser conscientes, lo que significa ser sintientes, sobre qué es lo que otorga o no consideración moral a un ser, sobre lo que significa, en último termino, ser persona, ser humano.


La necesidad de precisión en el concepto de humanidad.


Preguntas que hace unas décadas no teníamos realmente por qué formularnos, o no al menos con mucha precisión, porque no existía ningún ser (quizá con la excepción de los animales, o en épocas lejanas y en ciertas culturas, colectivos humanos como los esclavos e incluso las mujeres) que nos desafiara a pensar qué es lo que nos hace diferencialmente humanos, qué es lo que nos otorga dignidad y consideración moral, qué es lo que nos hace tener derechos.

Pero ahora, aparte de que por otras vías hemos comenzado a pensar en derechos de animales y plantas, sí que existen esos entes, esos seres, algoritmos y robots, que ya sea en realidad o en posibilidad, desafían el concepto de lo que es ser humano, lo que es sentir, lo que es ser conscientes, o a lo que debemos otorgar consideración moral.

Y otras tecnologías, la edición genética o el BCI ('Brain Computer Interface') que abren las puertas a la modificación esencial del ser humano, a su mejoramiento, a su potenciamiento por  medios artificiales, también nos atrae la cuestión de la esencia de la humanidad.

Y ahora ya no podemos permitirnos el dar muchas cosas por supuestas ni el ser imprecisos. 

Porque el desafío es real y porque tenemos que entenderlo, debatirlo, ponernos de acuerdo e, incluso, redactar leyes y normativas. Y en la ley y en las normativas no cabe, casi diría mejor que no debería caber. la ambigüedad. Y si esas leyes se traducen en requisitos técnicos, esos sí que no pueden ser ambiguos en absoluto.

Leyendo el reciente libro de Eve Poole titulado 'Robot souls' me encuentro bastante al principio una cita en este mismo sentido.


Because we have not often had to define our humanity, we are not precise in doing so. And in a world where the regulation and control of Artificial Intelligence is of increasing concern, there is an urgent need to be able to be more precise


En efecto, hasta no hace tanto no habíamos sentido la necesidad de ser precisos, pero ahora sí que existe esa necesidad.

Aunque, me parece, no nos va a ser nada fácil conseguir ese consenso y esa precisión. Arrastramos mucho conceptoa ambiguo, muchas diferencias culturales y mucho pensamiento quizá no del todo concreto ni convergente como para alcanzar fácilmente esa precisión.

Pero hay que intentarlo.


Conclusiones


Las nuevas tecnologías, muy especialmente la inteligencia artificial, la robótica, la edición genética y el BCI, desafían nuestro concepto de lo que es humanidad y, por tanto, dónde debemos poner las fronteras de consideraciones morales, dignidades y derechos.

Es importante que consigamos criterios válidos y accionables si queremos tener un éxito ético y regulatorio en el uso de estas tecnologías y, para ello, debemos empezar a precisar qué entendemos exactamente por ser humano.


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