miércoles, 15 de diciembre de 2021

Derivadas del pensamiento de Damasio (II): La dudosa consciencia del software y los límites del transhumanismo

Este post es, en cierto modo, la continuación del publicado hace dos días y que titulaba 'Derivadas del pensamiento de Damasio (I): Consciencia de los robots y la hipótesis de la sensorización masiva'.

En ambos artículos extraigo algunas derivadas, algunas conclusiones, quizá algo aventuradas, que me han venido a la mente al leer el libro  'Feeling & Knowing: Making Minds Conscious' de Antonio Damasio, el afamado neurocientífico de origen luso.


Recordando el origen de la consciencia según Damasio


En el primer post comentaba cómo Antonio Damasio entiende como imprescindible para el surgimiento de la consciencia en los seres vivos, su propia percepción. el sentirse a sí mismos, a sus propios cuerpos, para lo que utilizan sensores como son las neuronas con axones no mielinizados o la no separación entre el sistema sanguíneo y el nervioso que se da en la zona del cerebro dedicada a la propiocepción y que ponen a las neuronas en contacto con el resto del cuerpo. 

Las imágenes ('images') que se forman con base en esas percepción (esos sentimientos o 'feelings') en las mentes ('minds') de los seres vivos y su puesta en relación con las imágenes que se crean a partir de las percepciones del entorno obtenidas por medio de los sentidos, hacen que surja el concepto de 'yo', de individualidad e historia propia de la consciencia.


Sobre la posible consciencia de los robots


De ahí deducía en el anterior post de la serie, y como primera derivada, que si pretendemos que un robot llegue a tener consciencia, parece que eso nos llevaría a dotarlos de una sensorización interna a gran escala, una sensorización que lleve a que el robot perciba su propio 'cuerpo', que tenga información sobre él y, poniendo esa información en relación con la que obtiene por los sensores orientados a captar señales del exterior, posibilite la aparición de consciencia de forma similar a como, según Damasio, ocurre en los seres vivos conscientes.


¿Y la consciencia del software?


Si suponemos como hipótesis, quizá arriesgada pero que vamos a mantener, que es posible la consciencia de un robot, ahora nos preguntamos ¿es posible también la consciencia del software? ¿Es posible que los algoritmos o los robots software como los que describo en mi libro 'Robots en la sombra' lleguen a tener consciencia de forma similar a como podrían hacerlo los robots físicos?

A bote pronto parece que sí puesto que, al fin y al cabo, en un robot todas las facultades, digamos, 'mentales' y 'cognitivas', y la consciencia estaría ahí encuadrada, se encuentra en su software, no en su hardware.

Sin embargo, si seguimos 'a pie juntillas' el pensamiento de Damasio y el paralelismo entre lo que ocurre según él en los seres vivos y los seres artificiales, los algoritmos de inteligencia artificial y los robots, tenemos una gran objeción.

En el pensamiento de Damasio, como vimos, el cuerpo juega un papel fundamental. Son las imágenes creadas a partir de las percepciones sobre el propio cuerpo las que posibilitan el autoconcepto y la aparición de las consciencia. Según eso, y dado que los algoritmos y los robots software son meramente lógicos, no físicos, dado que no parecen tener cuerpo, no se podrían crear ese autoconcepto y por tanto no podrían ser capaces de crear una consciencia.

Se trata de una objeción fuerte pero que quizá se podría rebatir en dos sentidos, ambos que reclaman un cierto 'cuerpo' para el software.

En efecto, aunque el software lo vemos como algo inmaterial, no lo es realmente. Lo es a nivel macroscópico pero a niveles microscópicos o nanoscópicos, sí tiene un reflejo físico. Un reflejo físico que pueden ser las orientaciones mágnéticas de minúsculos dipolos en los discos duros, la situación de electrones y huecos en el silicio de los procesadores o memorias que lo soportan o los pequeños potenciales eléctricos o pequeñas intensidades eléctricas en patillas de circuitos integrados o buses de interconexión. Aunque sea a niveles microscópicos, el software sí tiene realidad física, una especie de cuerpo.

Más aún, decimos que los robots software no tienen cuerpo  pero los robots industriales o humanoides sí y en realidad no es exactamente así. Lo que ocurre es que los robots 'fisicos' tiene un' cuerpo' especializado para su labor, mientras que el software se ejecuta en ordenadores, tablets o smartphones de propósito general. Pero el que sea de propósito general, el que no tenga brazos, ojos, garras terminales, etc  no quiere decir que no sea una especie de cuerpo.  

 Si consideramos ambas cosas, hemos dotado de 'fisicidad', de 'cuerpo' a los algoritmos y los robots software y, por tanto, podríamos estar en disposición de asistir al nacimiento de consciencia siempre que esos algoritmos o esos robots software estuviesen dotados, de nuevo, de abundante sensorización que, no sólo les permitiese percibir su entorno, sino que también posibilitarse el sentirse a sí mismos.


Una posible barrera para el transhumanismo


Doy ahora un pequeño salto para tratar otra derivada que conecta con la consciencia en el software pero que ahora afecta al transhumanismo en su versión más extrema.

El transhumanismo es una corriente no sé si llamarla de pensamiento, filosófica o de opinión pero que, en cualquier caso, propone la fusión de los humanos con la tecnología. 

En sus versiones menos radicales pueden suponer, por ejemplo, la implantación de dispositivos en nuestros cuerpos que aumenten nuestras capacidades físicas o sensoriales. En visiones más ambiciosas podrían extender nuestras capacidades mentales dotándonos de más memoria, de acceso a datos o mayores capacidades intelectuales. 

Y, en lo que seguramente es su visión más extrema, podría intentar conseguir incluso la eternidad mediante la descarga de nuestras capacidades mentales y cognitivas, nuestros recuerdos, nuestra personalidad etc desde nuestro cerebro y sistema nervioso, donde parecen residir, a alguna forma avanzada de sistema computacional, quizá incluso en la nube (cloud). 

De alguna forma, se trataría de reducir nuestras capacidades mentales a alguna forma de 'software' que cargaríamos en otro sistema 'computacional' diferente del cerebro. Está claro que eso, hoy en día, no es ni lejanamente posible. Y está claro que esa idea tiene fuertes connotaciones filosóficas y éticas. Pero en este post vamos a prescindir de eso por unos momentos y sólo nos preguntamos si, con base en el pensamiento de Damasio, esa 'imagen software' de nosotros mismos podría realmente mantener la consciencia de sí misma una vez trasladada a ese sistema computacional.

Se trataría, en principio, del mismo problema que el visto más arriba con el software. Si suponemos que el software no tiene cuerpo, eso podría imposibilitar que ese 'software' en la nube pudiese mantener una consciencia al no tener cuerpo al que referirse.

Pero si suponemos que, en realidad, ese software sí que tiene un cuerpo, aunque microscópico o de propósito general, podríamos apostar por la posibilidad de consciencia.

Sin embargo, aún aceptando esa posibilidad, surge otro problema ¿Cómo afectaría a esa consciencia un cambio tan radical (y abrupto) de 'cuerpo', un cambio tan radical de su autopercepción. Siendo muy tecno-optimistas a lo mejor podemos suponer que sí tendría consciencia pero ¿sería la misma que la original, que la que tenía cuando estaba en un cuerpo humano? 

A esto, sinceramente, ya no sé qué contestar.


Conclusión


Según lo visto, y basándonos siempre en un posible paralelismo para seres artificiales de las teorías que Damasio aplica a seres vivos, parece que no es imposible que un puro software pudiese llegar a tener consciencia. Sin embargo, tanto la conclusión como la vía para conseguirlo, en el caso del software parecen menos claras que en los robots físicos.

Y lo que sí parece seriamente comprometido, aunque no del todo eliminado como posibilidad hipotética, es la visión transhumanista extrema, la fusión del hombre  y la máquina o, quizá mejor dicho, la migración de la mente humana a una máquina.

En todo caso, y para evitar confusiones, recordar que todo esto son meras hipótesis, no claramente factibles y, en cualquier caso, muy lejos, mucho, muchísimo, de lo que se puede hacer realmente hoy día. 


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