lunes, 25 de octubre de 2021

La robotización inevitable

Esto es sólo una opinión. No tengo informes que lo respalden ni puedo alegar un proceso de deducción completamente racional. Se basa sólo lo que veo y en mi propia intuición.

Y lo que creo es que la robotización es inevitable.

¿A qué me refiero? 


La robotización que ya está llegando


Pues simplemente, a que pienso que desde ya (en realidad desde hace un tiempo) y durante los próximos años, nuestra sociedad, viene experimentando y va a experimentar de una forma acelerada, una creciente presencia de robots o dispositivos más o menos robóticos. Y creo que eso va a ocurrir no solo en el tejido industrial o productivo, cosa a la que ya estamos más acostumbrados, sino también en el entorno doméstico.

Esta afirmación puede parece fantasiosa si cuando nos referimos a robots estamos pensando exclusivamente en robots humanoides avanzados. Y ese escenario, aunque no lo descarto al cien por cien, sí me parece algo más lejano e incierto. Los robots humanoides actuales son caros, de una utilidad todavía limitada si se compara con las expectativas que levantan, y eventualmente (que no seguro) sometidos a sospecha o rechazo por parte del público general.

No no estoy pensando específicamente en robots humanoides, aunque no los excluyo, sino en formas más simples de robots.

Estoy pensando, por ejemplo, en que nuestras propias Apps, nuestros propios sistemas de atención a cliente en web o por teléfono, ofrecen cada vez mayores capacidades robóticas de relación mediante uso de lenguaje natural, cada vez más avanzado y voz, y que, incluso, llegan a mostrarse como avatares avanzados con aspecto muy humano. 

Estoy pensando en que la evolución de los altavoces inteligentes tipo Alexa, hacia formas sencillas de robot sociales, cosa que se podría lograr con alguna forma sencilla de expresión 'facial' (pequeños ojos y bocas digitales, por ejemplo), con detección de sentimientos o con cierta movilidad, como, por cierto, el propio Amazon ha introducido recientemente, con su robot Astro.

Estoy pensando en una posible evolución de los robots-aspiradora que, de forma similar a lo mencionado para los altavoces inteligentes, se dotasen de unas mayores capacidades de interacción social, cosa que, desde un punto de vista tecnológico, es absolutamente viable.

Estoy pensando en que técnicamente es perfectamente viable, convertir a ciertos electrodomésticos en robots simples, con capacidad para relacionarse con los humanos de viva voz y con cierta expresividad incluso emocional.

Estoy pensando en que, con independencia de cuándo se masifique el uso de vehículo autónomo (un robot en toda regla, por cierto), los coches actuales ya tienen, cada vez más, mecanismos robóticos de ejecución automática de tareas como el aparcamiento y la comunicación de viva voz (y eventualmente usando displays) con el conductor, usando mecanismos sociales de interacción.

Es decir, estoy pensando en que cada vez más y más dispositivos y más y más aplicaciones se podrán comunicar y se comunicarán con las personas mediante el lenguaje natural y la voz y que detectarán y expresarán no solo ideas sino también emociones.

Y a eso se unirá la capacidad de automatización de tareas mediante una incorporación creciente de sensores más o menos genéricos (cámaras o micrófonos) con otros más específicos como los wearables u otros provenientes de campos como la inmótica o Internet de las Cosas, unidos a algunos actuadores inmóticos y a las capacidades de integración con sistemas y servicios, por ejemplo mediante APIs REST, que cada vez más se encontrarán en la nube.

Y, en algunos casos, quizá de forma no tan generalizada como lo anterior, se le unirá el movimiento, un movimiento cada vez más autónomo y cada vez más capaz de desenvolverse en entornos cambiantes.


La robotización que viene


Y la conjunción de capacidad sensora y capacidad de actuación, capacidad de movimiento autónomo, capacidad de integración y capacidad de relación social con los humanos, nos lleva a unos robots en toda regla.

Y creo que todo ese tipo de dispositivos y soluciones van a crecer y crecer. Crecer porque son viables técnicamente, crecer porque son atractivos y útiles para el público y crecer porque en muchos casos aportan eficiencia y lógica económica. Y creo que ahora mismo el límite está más en la viabilidad económica y comercial de cada caso de uso concretos y en el riesgo que las diferentes empresas capacitadas para lanzar este tipo de soluciones al mercado quieran asumir hasta encontrar las famosas 'killer app' que hagan estallar, en positivo, el mercado de estos dispositivos y soluciones robóticas. 

Pero no tengo duda de que va a suceder. Aún más, no tengo duda de que ya está sucediendo. De forma casi inadvertida pero rápida. Estoy convencido de que si dentro de unos años, no muchos, nos paramos a pensarlo, vamos a ver que estamos rodeados de robots o dispositivos más o menos robóticos. Quizá no humanoides, quizá no robots de película, pero robots al fin y al cabo.


Implicaciones éticas de una robotización inevitable


Leyendo hace unos días el último libro de  Idoia Salazar y Richard Benjamins, el titulado 'El algoritmo y yo' me encontraba un pequeño comentario de José Ignacio Latorre quien decía.


La defensa de sentirse humano es natural, pero ilusa si atendemos a nuestra propia historia. Es más que probable que la convivencia entre máquinas y humanos será un hecho ineludible.


Y creo que la opinión de alguien autorizado refuerza mi propia opinión: la convivencia de humanos y máquinas es inevitable. La robotización es inevitable.

Pero en el contexto en que esto afirmaba José Ignacio Latorre, hay otra connotación relevante que tiene que ver con nuestra relación con los robots y la ética de esas máquinas y esas relaciones.

A veces, parece que la posición ética de algunos sectores, tendería a la prohibición, a evitar que este tipo de máquinas que a veces intimidan o incluso asustan, siquiera existan. Eso, simplemente, no es realista. O al menos yo estoy convencido de que no lo es.

La robotización es inevitable. Al menos eso creo yo.

Así que, si queremos adoptar posiciones éticas, éstas deben ser realistas y asumir que los robots van a existir, que su capacidad para comunicarse con los humanos va a existir, que su capacidad para detectar, gestionar y simular emociones humanas va a existir. Y por supuesto, que su capacidad para automatizar tareas, y tareas cada vez más complejas desde un punto de vista tanto mecánico como cognitivo, va a existir.

Las posiciones éticas, pues, no pueden llevar a la prohibición, salvo quizá de situaciones extremas, sino a una convivencia razonable y centrada en el bienestar de todo tipo de las personas.


Conclusión


Si la robotización es inevitable, lo que debemos hacer es aprender a convivir con ella y a moldearla a nuestro favor.


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