Aunque conocemos los robots sobre todo de los ámbitos industriales, existen otro tipo de robots que están destinados a interactuar con personas en otro tipo de temas como son la educación, la asistencia sanitaria, la atención a ancianos, el tratamiento de personas con trastorno autista, el trabajo en el hogar o protocolarias y atención a clientes en hoteles, eventos, etc
Son los denominados robots sociales, unos robots donde, al contrario de lo que ocurre en la mayoría de las aplicaciones industriales, la interacción humano-robot (HRI, Human-Robot Interface) es un elemento muy importante y con impacto en su aceptación, efectividad e incluso impacto psicológico y vinculación.
Se trata de un área de la robótica relativamente joven, muy interesante y con una gran proyección de futuro...pero que, aparte de a su juventud y a la problemática intrínseca que abordan, se encuentran con ciertos problemas potenciales para su implantación.
En el libro 'Human-Robot Interacion. An Introduction', de Christoph Bartnek, Tony Belpaeme, Firedrike Eyssel, Takayudi Kanda, Merel Keijsers y Selma Sabanovic '' se nos habla de alguna problemáticas o riesgos que afectan específicamente a la implantación de este tipo de soluciones robóticas. En concreto, se mencionan estas cinco:
- Satisfacción de las expectativas de los usuarios: Con frecuencia, los usuarios tienen ideas preconcebidas sobre los robots y lo que pueden hacer, unas ideas que pueden proceder de medios poco rigurosos como películas de ciencia-ficción. Además, y como ya vimos en otro artículo, los personas hacemos suposiciones sobre lo que puede hacer un robot en función de su aspecto o de otras funciones. En cualquier caso, las expectativas pueden ser no realistas y es preciso gestionarlas para que no se conviertan en un problema.
- Adicción: Hablamos de adicción entendido fundamentalmente como establecimiento de vínculos emocionales con el robot lo cual genera una cierta dependencia del mismo. Eso puede resultar peligroso para el usuario y, además, abre la vía a usos deshonestos aprovechando el poder que el robot tiene sobre la persona para influir en ella u obtener información.
- Robo de atención: Podría ser la versión robótica del exceso de atención a redes sociales, videojuegos o a los smartphone en general. Está demostrado, además, que el sonido y el movimiento, dos elementos que suelen caracterizar a los robots sociales, capturan la atención. El diseño de un robot social, en este sentido, debería incluir mecanismos para que el robot no atraiga ala atención cuando no es necesario.
- Pérdida de interés por parte del usuario: El efecto de lo novedoso puede tener un impacto positivo engañoso en la aceptación de un robot social, pero ese efecto novedad desaparece por lo que puede afectar a la aceptación del robot a medio o largo plazo.
- Comportamiento abusivo con los robots: Esta es quizá una demostración del comportamiento sorprendente de los humanos, en este caso en sentido negativo. Quizá por rechazo, quizá por puro vandalismo, pero hay constancia de casos de comportamiento abusivo con robots, por ejemplo, en centros comerciales. Desde comportamientos absurdos como el intento de intimidación o el 'bullying' hasta ataques físicos contra el robot. Eso, desde luego, es negativo desde el punto de vista de negocio y, además, nos hace preguntarnos por la psicología de los atacantes.
Cinco dificultades para implantar robots sociales. La verdad es que cualquier tecnología encuentra barreras para su implantación y los robots sociales no iban a ser menos. Eso sí, algunas son realmente sorprendentes y diferentes de lo habitual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario