No, los líderes no tienen que ser perfectos e indestructibles.
A los líderes actuales se les supone humanidad, fallos y debilidades... sin dejar de ser especiales, heroicos en cierto sentido.
Esa verdad, que aplica en todas las facetas del liderazgo, es especialmente relevante en lo que a comunicación se refiere.
Las presentaciones y conferencias más brillantes, las que más captan la atención y las que más huella dejan, son exposiciones en que destacan la narratividad y las historias.
Ya vimos hace poco el poder de la sinceridad en las presentaciones y también de la emoción. Yendo un poco más allá, pero en esta misma línea, cuando un líder hace una exposición resulta atractivo y bien recibido por la audiencia el que cuente sus peripecias personales, unas peripecias en que descubra sus dificultades y desvelos e, incluso, sus fracasos.
Esto nos dice al respecto Nancy Duarte en su libro 'Resonate':
People enjoy following a leader who has survived personal challenges and can share her narrative of struggle and victory (or defeat) comfortably.
En cierto modo, siguen siendo héroes, más héroes si cabe. Al fin y al cabo, en último extremo y de alguna forma han sorteado las dificultades y han salido victoriosos. Pero ha sido de una forma humana, sujeta a errores, a miedos, a dificultades...unas dificultades que no deben tener reparo en confesar.
Probablemente, vencer a las dificultades sea más heroico que no tenerlas.
Y quizá eso es lo que resulta tan atractivo.
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