
Contrariamente a lo que cabía esperar, las empresas que realizaron reducciones reiteradas de plantilla, no obtuvieron una mejora de la productividad, sino todo lo contrario, menores beneficios y una productividad descendente.
Éste es el análisis que Sennett hace de este hecho:
"Las razones de este fracaso son en parte evidentes: la moral y la motivación de los trabajadores bajaron en picado con los diversos recortes. Los trabajadores que sobrevivieron se quedaron, más que exultantes por una victoria competitiva frente a los despedidos, esperando el nuevo golpe de hacha."

El estudio es de principios de los noventa...pero los ERE continuan ante situaciones de crisis como la que ahora sufrimos. ¿ Quién está en un error o dónde se encuentra el punto de equilibrio ?
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