Hace ya unos cuantos días terminé la lectura del best-seller 'La tierra es plana' del periodista nortamericano, ganador por tres veces del premio Pulitzer, Thomas L. Friedman. Dado que es uno de esos libros que de alguna manera caracterizan el pensamiento moderno, no quería dejar pasar la ocasión de hacer algún comentario.
En la primera mitad del libro, la más atractiva para mi gusto, Friedman se ocupa de explicar los motivos que le hicieron concluir que la tierra es plana e identifica las diez fuerzas que aplanaron la tierra, a saber:
- La caída del muro de Berlín como símbolo y desencadenante de un impulso democratizador a nivel mundial.
- La salida de Netscape a bolsa, icono representativo del boom de Internet y las nuevas tecnologías.
- El surgimiento del software de 'workflow' que permite colaborar a personas y organizaciones distantes en la consecución de objetivos comunes.
- El movimiento de 'Open source' y la mecánica de colaboración espontánea de personas individuales.
- El fenómeno del 'outsourcing' o subcontratación y externalización de servicios.
- El traslado de centros productivos fuera de los países desarrollados (el 'offshoring').
- La nuevas tendencias y avances en la gestión de la cadena de suministro ('supply-chaining').
- El 'insourcing' o participación de las empresas subcontratadas en los procesos de las empresas contratantes.
- El libre acceso a la información ('informing') a través de herramientas como Google, Yahoo o MSN.
- Otra serie diversa de aplanadores que denomina 'esteroides' y que incluye la telefonía móvil, la voz sobre IP, etc
La segunda parte del libro, para mi gusto mucho menos atractiva y estructurada, vira hacia consideraciones de tipo social y geopolítico. Si en la primera parte tienen una presencia fuerte los elementos tecnológicos y de gestión empresarial, aquí aparecen cuestiones políticas, sociales así como implicaciones en países y empresas del fenómeno de la globalización. Aunque así descrito puede parecer un tema tan atractivo como el primero, lo cierto es que, al menos pàra mi gusto, el mensaje se desinfla un tanto y el libro se acaba haciendo un poco largo.
En conjunto se trata, de todas formas, de una obra muy interesante y atractiva, repleta de anécdotas y curiosidades, y escrita en un tono periodístico, como corresponde a la profesión del autor que, salvo quizá por la longitud, puede ser de alto interés para muchos tipos de lectores.
domingo, 1 de marzo de 2009
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