lunes, 5 de febrero de 2024

Ingeniería versus inteligencia: ¿Dónde estamos realmente en inteligencia artificial?

Uno de los elementos de la inteligencia artificial que la convierte en tan mediática y tan cautivadora, aunque a veces tan equívoca, es su paralelismo con la inteligencia humana, esa esa capacidad de emular tareas cognitivas en algunos casos, cada vez más, superándola.

El hechizo de una inteligencia emergente


Y esa inspiración, real, de la inteligencia artificial, especialmente en su faceta conexionista, en la inteligencia humana, esa asunción, real, de tareas cognitivas antes reservadas a los humanos, y esa capacidad, también real, de superar en algunos ámbitos a la inteligencia humana, lleva a veces a la fantasía, irreal, de suponer algo así como una inteligencia emergente, como que hemos sido capaces de crear un ente del que emerge sin nuestro diseño y gobierno una inteligencia casi natural, que no entendemos y que no controlamos.

Una fantasía reafirmada por los artículos, reportajes y charlas de tintes sensacionalistas que tanto abundan.

Pero realmente no es así


La inteligencia artificial como ingeniería


Realmente, los algoritmos que componen la inteligencia artificial, están diseñados, en el sentido de que una persona (o un grupo de personas) los ha pensado con criterio científico y matemático, los ha concebido con motivaciones, argumentos y experimentos. No surgen de la nada, no se los inventa nadie fuera de los seres humanos, no emergen por sí mismos.

En sentido amplio, podemos considerar la inteligencia artificial como una manifestación de la ingeniería (con independencia de la titulación que ostenten en cada caso quienes la ejercen), en el sentido de usar el conocimiento científico para resolver problemas reales de la vida también real.

Es cierto que los algoritmos de la inteligencia artificial son algo singulares en el sentido de mostrar capacidad de aprendizaje a partir de datos y experiencia (para eso están diseñados), capacidad de adaptación y una cierta autonomía.

Pero, a pesar de ello, no dejan de estar diseñados, dirigidos, de ser obra del ingenio humano, no una emergencia casi mágica o cuasi-divina de inteligencia sobre una base de silicio.

Y esto se recoge en una frase de Luciano Floridi es su libro 'The ethics of artificial intelligence'  cuando refiriéndose al Watson de IBM nos dice:


The fact that Watson (the IBM system capable of answering questions asked in natural language) could beat human opponents when playing Jeopardy! says more about the human engineers, their amazing skills and expertise, and the game itself than it does about biological intelligence of any kind.


Un canto a la inteligencia humana


Así es, en efecto.

Como he dicho en varias situaciones, charlas o cursos, y como creo haber recogido también en este blog, la inteligencia artificial no es, o no debe ser, la adoración de una inteligencia ajena a los humanos, no es la contemplación de un fenómeno de tintes cercanos a lo mágico y en cierto modo temibles.

La inteligencia artificial es, en esencia, ingeniería. E ingeniería viene de 'ingenio'.

La inteligencia artificial es, ante todo, un canto a la inteligencia humana y a lo que es capaz de concebir, diseñar y construir.


Conclusiones


Pese a los temores y las fantasías, pese a los mitos y discursos sensacionalistas, la inteligencia artificial no es magia ni emergencia, la inteligencia artificial es, ante todo, ingeniería, es diseño y construcción y es por ello todo un canto a la inteligencia humana.


Imagen de portada: Pedro Luis Garzón, ingeniero civil.

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