miércoles, 21 de julio de 2021

Un decálogo para tomar buenas decisiones estratégicas

Una de las labores del directivo es tomar decisiones. Unas decisiones que con frecuencia son de naturaleza operativa pero que en otras, quizá cuando la función ejecutiva alcanza su más alta expresión, son de naturaleza estratégica y afectan al posicionamiento, al modelo de negocio o a las actividades de innovación.

En esos casos hablamos de decisiones de gran calado, donde generalmente existen pocas reglas claras y, cuyas consecuencias son, además, de alto impacto. Para esa toma de decisiones no se pueden dar recetas simplistas y procedimentadas. Al final es el directivo, quien, con una información en general incompleta, en un ambiente de incertidumbre y asesorado, eso sí, por su equipo u otros expertos, debe elegir un camino.

Aunque, como decimos, no hay recetas fáciles y generales, ni tampoco fórmulas mágicas, si se pueden aplicar algunos consejos o buenas prácticas. En concreto, leyendo el libro 'The business model navigator' de Oliver Gassmann, Karolin Frankenberger y Michaela Choudury un libro que trata de innovación en modelos de negocio y, por tanto, de toma de decisiones estratégicas, me encuentro con un decálogo de ideas que creo que puede ser útil. Son éstas: 


  • Dado que la innovación tiene habitualmente lugar en condiciones de alta incertidumbre, asegúrate de disponer de información de hechos y un entendimiento sólido de los mismos como base para la decisión. Es decir, seguridad no la tienes, pero al menos apóyate en el conocimiento de las evidencias disponibles.

  • Mantén el número de decisores en el mínimo posible.

  • Analiza las causas subyacentes. Pregunta por qué una y otra vez hasta localizarlas.

  • Permanece abierto a la intuición. Aunque la intuición puede parecer algo mágico y poco racional, en el fondo se basa en experiencia y conocimiento inconsciente y puede ser muy útil ante decisiones complejas.

  • Evita sesgos cognitivos para lo cual el primer paso es ser consciente de ellos.

  • Intenta conseguir el consenso entre decisores. Eso hará mucho más sencilla la implementación posterior. Ese consenso te puede dar seguridad pero actúa, además, como una eficaz herramienta de gestión del cambio.

  • valiente: los errores se pueden corregir pero la indecisión impide avanzar. Actúa.

  • Gestiona de manera abierta las luchas de poder y los conflictos de interés.

  • Aprende de tus errores. Todos cometemos errores pero hay que intentar no repetirlos.

  • Intenta crear un entorno de decisión donde se encuentren los expertos adecuados con visión tanto interna como externa.


Supongo que no sorprenderán al lector estos diez consejos. Se trata de sugerencia de bastante de sentido común y de uso habitual en la práctica directiva. De todas formas, y como casi todas las cosas que parecen evidentes, conviene no confiarse en esa evidencia y recordarlas de vez en cuando.


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