jueves, 30 de junio de 2011

#macrotweet: un antecedente lejano de la tecnofobia y la cultura

Con tanto revuelo, es importante ver la historia desde una óptica diferente... Incluso antes de que tuviéramos una pantalla en nuestro cuarto de estar, nos rondaban por la cabeza las mismas preocupaciones. Hubo un tiempo durante los años veinte en que los críticos culturales temían que los estadounidenses perdieran su capacidad para digerir una extensa novela de calidad o incluso un artículo prolijo de revista. El culpable del mal: Reader's Digest

Nick Bilton
'Vivo en el futuro...y esto es lo que veo'

miércoles, 29 de junio de 2011

El enjambre: la norma del 5%, el feedback y el liderazgo en medios sociales

El enjambre, las agrupaciones coordinadas de individuos del mundo animal, los enjambres de abejas, los bancos de peces o, incluso, la poética metáfora del murmuration (bandadas de estorninos) utilizada por Tapscott y Williams nos permiten ilustrar el movimiento en los medios sociales.

Pero se trata de algo más que una metáfora o una imagen ilustrativa.

Al parecer, las reglas que gobiernan el comportamiento de estas agrupaciones, guardan semejanzas con el comportamiento de grupos humanos y, en concreto, con el comportamiento en medios sociales.

Nick Bilton, en su libro 'Vivo en el futuro...y esto es lo que veo' nos habla de dos reglas relevantes: la norma del 5% y el feedback.

La norma del 5% se debe al biólogo Jens Krause y, basada en una serie de experimentos, viene a decir que, para que un grupo humano (o de peces) consiga un objetivo común, basta con que el 5% de ese grupo, que actúan en cierto sentido como lideres, se dirijan hacia el objetivo.

El feedback hace mención a algo que es fácilmente observable en medios sociales y que, de hecho, hace ya mucho tiempo, en los primeros tiempos de este blog, y sin ningún basamento teórico ni experimental, me llevó a escribir el artículo, 'La popularidad y el efecto bola de nieve'. El fenómeno del feedback, Nick Bilton lo explica así:

"Online, al igual que en los estudios de la vida real, el feedback desempeña un papel clave. Un individuo hace algo que es copiado y, cuanto más se copie, más fuerte será el impulso de copiarlo de los demás.
...
Cualquier individuo puede encontrar algo interesante y enviárselo a un grupo y, si es estimulante y atractivo, ellos a su vez lo comparten con sus propias comunidades"

El fenómeno de la bola de nieve, o del feedback, pueden explicar tanto lo que se denomina viralidad, como también explicar el liderazgo en la red.

De alguna forma, encendida la mecha inicial, tanto la viralidad (la propagación de un contenido por la red) como el liderazgo, parecen realimentarse a si mismos.

Quizá lo difícil sea prender esa mecha inicial, conseguir una masa crítica de interés, seguidores o contactos, tal vez alcanzar el 5%.

Como ya hemos visto en repetidas ocasiones, las reglas que parecen regir en el mundo del social media, se encuentran fuertemente fuertemente arraigadas en nuestros comportamientos sociales anteriores e independientes de las herramientas que los soportan.

lunes, 27 de junio de 2011

La economía de la confianza

El mundo global y las nuevas tecnologías, en especial lo que tiene que ver con Internet, Web 2.0 y social media, han dado lugar a nuevos conceptos económicos y nuevos modelos de negocio.

En este blog ya hemos hablado de conceptos como la economía de la atención o de la economía del regalo. Muy relevante para lo que viene era, en concreto, el artículo que titulábamos 'Mercados no monetarios en Internet' donde resumíamos alguna idea de Chris Anderson al respecto y, en concreto, hablábamos de dos componentes no monetarios: la atención y la reputación.

Bastante relacionado con ese concepto de reputación y su valor económico se encuentra lo que Nick Bilton denomina "mercados de confianza" en su libro 'Vivo en el futuro...y esto es lo que veo'.

En cierto sentido, estos mercados de confianza tienen que ver con el papel de filtros de información que las comunidades de anclaje y las redes sociales juegan, tal y como exponíamos en el artículo "Naciones, comunidades y filtros frente a la superabundancia de información". Las redes sociales, nuestras redes sociales, constituyen unas comunidades de anclaje. Lo que esas comunidades publican y comentan constituyen en gran parte los 'inputs' de información que recibimos. Como parte de esos 'inputs', además, se incluyen las recomendaciones y opiniones que se vierten, lo que enlaza directamente con el concepto de reputación online.

En la medida que esas recomendaciones y opiniones condicionan y orientan nuestro comportamiento, no sólo social sino también como consumidores, tienen un evidente valor económico, un valor económico que se acreciente según la confianza que tengamos en quien valora o recomienda. No se trata ya, aunque tenga su importancia, de la confianza que nos genere una empresa o una marca, se trata de que nuestra confianza se encuentra en cierto sentido intermediada, inluída, filtrada, por nuestras redes sociales, nuestras comunidades de anclaje.

El saber gestionar e influir a esas redes sociales, el ser capaz de generar y hacer que se transmita y fluya la confianza, constituye un desafío de primer orden para cualquier departamento de marketing o comunicación.

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viernes, 24 de junio de 2011

#macrotweet: la paradoja de la simplicidad

Los propósitos y principios simples y definidos dan lugar a un comportamiento  inteligente y complejo. Las reglas y normas complejas dan lugar a un comportamiento simple y estúpido.

Dee Hock, citado por David Allen
'Organízate con eficacia'

miércoles, 22 de junio de 2011

El esfuerzo por no perdernos nada

Quizá, pera entender esa suerte de atención contínua a que Internet y los medios sociales no someten, esa contínua interrupción, esa falta de concentración que, en opinión de Nicholas Carr, nos conduce a la superficialidad, no baste con una visión del individuo como un sujeto en cierto modo pasivo, siendo 'atacado' por los medios electrónicos que lo someten a la dictadura de la atención contínua.

Leyendo a Nick Bilton, un autor que como vimos hace poco no parecía estar de acuerdo con Nicholas Carr en lo relativo al efecto negativo de Internet sobre nuestros cerebros (ver artículo 'Consumívoros y contenido extenso o Bilton versus Carr' en este mismo blog), y en concreto en su libro 'Vivo en el futuro...y esto es lo que veo', me encuentro una visión ligeramente diferente, una visión del individuo obsesionado, sí, pero tomando un papel activo en el consumo de la información que los medios le ofrecen.


Lo observo en una cita que el autor hace de Linda Stone, quien fuera ejecutiva de Apple y que nos dice:

"Cuando miráis compulsivamente vuestro correo, o correís desaforadamente a vuesto buzón, o abrís Facebook...no se trata sólo de que seáis obsesivos o de que tratéis de eludir el trabajo. Habéis sucumbido a algo mucho más profundo." Y a continuación bautiza al fenómeno como "atención parcial contínua", o mejor, "un esfuerzo por no perdernos nada".

No me queda claro cómo podemos no tomar esto como algo casi patológico. Al fin y al cabo, no deja de exhibir rasgos obsesivos. Sin embargo, parece una característica de los 'más adaptados' a los nuevos medios sociales, quizá de los mejor dotados para el presente y el futuro que el mundo del conocimiento y la hiperconectividad nos traen.

Tal vez esté cambiando la forma de adquirir conocimiento y lo que antaño pudiera ser un obstáculo para absorberlo a través de la lectura y la concentración, ahora se esté convirtiendo en la mejor arma. Tal vez las habilidades cognitivas más valiososas se estén desplazando hacia la capacidad de consumir casi en paralelo, multitud de pequeños bocados de información.

Y, tal vez, la tensión subyacente, la sensación de obsesión, deriven de una todavía parcial inadaptación de nuestros hábitos y nuestras capacidades cognitivas a esos nuevos medios.

lunes, 20 de junio de 2011

Horacio, la tecnofilia y la tecnofobia

Como tantas y tantas cosas que afectan a nuestras vidas, las nuevas tecnologías tienden a conducir a posiciones discrepantes, a filias y fobias, a veces a posiciones extremas.

Por un lado nos encontramos con los más rabiosamente innovadores, los mas geeks, frikis, nerds o 'early adopters' sistemáticos. Aquellos que lo prueban todo, lo adoptan todo, a veces por su verdadero interés y otras, simplemente, porque es nuevo o quizá por un cierto tecno-exhibicionismo. Estaríamos hablando, en este caso, de una cierta tecnofilia.

En el otro extremo se encuentran aquellos que se resisten a cualquier cambio y, no sólo eso, incluso tienden a ver peligros y catástrofes irreversibles ligadas a la adopción de las nuevas tecnologías. Nos desplazamos ahora hacia la posición que llamaríamos tecnofobia.

La nanotecnología, la ingeniería genética, la movilidad, la neurociencia... y tantas y tantas otras tecnologías, nos fascinan a la vez que nos asustan, llevando, quizá en los casos menos reflexivos, a uno de los dos extremos: la tecnofilia o la tecnofobia.

En su libro 'Vivo en el futuro...y esto es lo que veo', Nick Bilton, que tiende a situarse más cerca de los tecnófilos, y que critica en varios momentos a los que se resisten a admitir nuevas tecnologías y/o les atribuyen todo tipo de peligros, nos lo cuenta de esta forma:

"El miedo a lo nuevo y el miedo a lo desconocido son aflicciones comunes. En el peor de los casos pueden impedir o detener la innovación. Sin embargo, lo normal es que este tipo de hipocondría tecnológica... afecte a gran parte de la población y que ésta quede dividida entre quienes, temerosos de perderse algo, enseguida se apuntan a nuevas experiencias, y aquellos cuyo miedo les hace sentirse desorientados y rezagados."

Como tantas y tantas cosas que afectan a nuestras vidas, también aquí resulta conveniente el adecuado equilibrio.


A los más tecnoadictos, conviene recordarles que por interesantes, útiles, sugerentes y hasta hermosas que las nuevas tecnologías e innovaciones puedan resultar, no dejan de ser un medio para mejorar nuestras vidas y las de los demás, para caminar hacia una sociedad mejor. Pero, ni las tecnologías son un fin en sí mismas, ni cualquier nueva tecnología será necesariamente exitosa o útil por el hecho de ser nueva.

A los más temerosos y agoreros o, incluso, como dice Bilton, a los más tecnohipocondríacos, habría que hacerles ver que la innovación es necesaria para el progreso, que la tecnología, tomada en su conjunto, ha sido siempre beneficiosa para la humanidad y que muchas innovaciones y tecnologías han sido tachadas de catastróficas (Bilton menciona el libro o el ferrocarril, por ejemplo)...para luego acabar perfectamente integradas en la sociedad de una forma natural y ayudar al desarrollo de esa sociedad.

Al final, y como diría Horacio, el autor clásico, en tecnología, como en tantas y tantas otras cosas que afectan a nuestras vidas, la respuesta probablemente se encuentre en el equilibrios, en el "dorado término medio".

viernes, 17 de junio de 2011

Naciones, comunidades y filtros frente a la superabundancia de información

En su fantástico e icónico libro 'La economía de la larga cola', Chris Anderson nos hablaba de la importancia de los "filtros", es decir, mecanismos que nos permitían seleccionar, en el maremagnum de información y de productos accesibles en la larga cola, acceder a aquello que realmente podía ser de nuestro interés (buscadores, recomendaciones, etc).

En su libro 'Vivo en el futuro...y esto es lo que veo', Nick Bilton incide en una idea parecida...pero quizá más estimulante.

Primero repasa el concepto de nación como una "comunidad imaginada" de Benedict Anderson. Decía este autor que una nación era "una comunidad política imaginada como intrínsecamente limitada y soberana" y era una comunidad imaginada porque, en realidad, los miembros de una nación apenas se conocen entre sí. Una persona conoce a decenas o centenas de sus conciudadanos, nada más. Sin embargo, se imagina la existencia del resto y, a pesar de que ese resto es imaginado, eso no le impide, bien al contrario, sentirse que forma parte de esa comunidad.

Este concepto de comunidad imaginada no se circunscribe a la nación. También puede extenderse a cualquier grupo. Puede ser el de los vegetarianos, el de la clase media, el de los aficionados de un equipo, etc.

Nick Bilton recoge este concepto de comunidad imaginada y lo aplica al mundo de Internet y a las redes sociales y concluye que las redes sociales nos permiten sentirnos que formamos parte de una comunidad, unas comunidades imaginadas que él denomina "comunidades anclaje".

Y va más allá para afirmar, sin utilizar explícitamente, cierto es, la palabra filtro, que son esas comunidades anclaje las que nos permiten sobrevivir sin angustia y movernos cómodamente por el universo de la superabundancia de información que Internet supone.

Evidentemente, es imposible conocer y procesar por un individuo toda la información que en Internet habita y que en Internet se crea. Sin embargo, si establecemos una red social, si seguimos las noticias, comentarios y enlaces que esa comunidad virtual nos ofrece, una comunidad a la que concedemos crédito y con la que nos sentimos en comunión de intereses puesto que son nuestros propios contactos, los que hemos elegido o aceptado, podemos llegar a estar al tanto de la información y noticias que esa comunidad maneja y, con ello, gestionar una cantidad manejable de información y, sin embargo, gozar de la sensación de habernos enterado de todo lo que nos queríamos enterar.

El autor nos pone el ejemplo del uso de Twitter por las mañanas como una forma rápida y manejable de enterarse de lo que sucede. Uno sólo lee los tweets de las personas a las que sigue y, con esa lectura, se obtiene una sintética pero a la vez amplia imagen de lo que está sucediendo, al menos en tu comunidad.

La comunidad, la red social, actúa no sólo como anclaje sino como filtro de información. Internet, que genera la sobreabundancia de información, también nos ofrece un medio para gestionarla eficazmente.