
Resulta que ese fenómeno, esas explicaciones simplistas, tienen un nombre, falacia narrativa, y se lo ha adjudicado Nassim Nicholas Taleb en su más que célebre obra "El cisne negro". Así lo dice Taleb:
"Cada vez que se produce un movimiento en la bolsa, los medios de información se sienten obligados a dar la 'razón'".
Y nos propone un ejemplo acaecido en 2003 en que el mismo hecho, la captura de Saddam Hussein, se utilizó por la misma agencia, Bloomberg, para explicar, con poco más de dos horas de diferencia, tanto la caída como la subida de los Bonos del Tesoro de Estados Unidos en una variación intradía.
La falacia narrativa es un artificio que nos hace buscar una historia, una narración, que nos permita explicar unos hechos, que nos aporte causalidad y nos simplifique su comprensión. De nuevo en palabras de Taleb:

Sin embargo, y quizá porque su propia profesión le lleva a exculpar a los analistas económicos, Taleb centra en otro colectivo, en el público, en todos nosotros, el origen del problema:
"El problema de la causalidad exagerada no está en el periodista sino en el público. Nadie pagaría un dólar por una serie de estadísticas empíricas... Queremos que nos cuenten historias".
Así que sí, las noticias con explicaciones sobre las fluctuaciones en el mercado de valores suelen ser falacias narrativas, suelen ofrecer historias y una falsa sensación de causalidad. Sin embargo, esas falacias hacen las noticias más digeribles, más interesantes...aunque no necesariamente más ciertas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario