miércoles, 30 de julio de 2025

Hablemos de agentes (IX): entorno, memoria y contexto

En los posts publicados de esta serie hemos visto una gran cantidad de aspectos de los agentes. 

Algunos, como la introspección, implican una forma de reflexión y análisis, otros como la planificación se vuelcan de alguna manera hacia el futuro y lo que hay que hacer y otros, en fin, como las herramientas, relacionan al agente con su entorno.

Sin embargo nos falta añadir algunos ingredientes más, unos ingredientes que añaden al agente una especie de conciencia global de entorno en que se mueve, de la situación en qué se encuentra, cómo ha llegado hasta ella y lo aprendido.

En este posts vamos a esbozar algunos de esos mecanismos, si se quiere, de visión más global y de una suerte de entendimiento de la situación.

Seguimos en lo fundamental, como siempre en esta serie, las aportaciones del libro 'Building Agentic AI systems' de Anjanava Biswas y Wrick Talukdar


Entorno y espacios de estados


Uno de los elementos que el agente debe conocer y modelar de alguna forma es el entorno con el que interacciona.

Los autores nos hablan de mantener un espacio de estados ('state space') para reflejar la situación del entorno. Nos hablan de estados aunque, cuando nos ejemplifican cómo puede ser ese modelado, vemos que no hablamos de estados en el sentido de etiquetas que resumen, en una sola calificación, la situación global del entorno sino que, en realidad, lo que nos muestran son una serie, no necesariamente pequeña, de variables que caracterizan la situación de ese entorno. 

Para que quede más claro, traigo ejemplos propuestos por ellos mismos en el caso de uso de la gestión de un viaje. Así, nos incluyen dentro del espacio de estados información sobre el cliente, como sus preferencias o presupuesto, información sobre hoteles como disponibilidad o sobre la previsión del tiempo.

Aunque hablamos de estado, se observa que en realidad son datos que caracterizan el entorno en que se mueve el agente.


Memoria del agente


El agente también debe de mantener alguna forma de memoria, información de lo que ha pasado hasta el momento y lo aprendido hasta ahora. Los autores nos proponen una estructuración de esa memoria en tres tipologías que, hasta donde se me alcanza reproducen unos tipos de memoria que son reconocidas, incluso con el mismo nombre, en los humanos y en el ámbito de la psicología cognitiva.

En concreto, nos hablan de:


  • Memoria de trabajo (corto plazo): sirve como espacio de trabajo inmediato. Mantiene información sobre la tarea actual o la interacción actual.

  • Memoria de largo plazo: Se trata de un almacenamiento de información y conocimiento permanente, conteniendo información que es valiosa más allá de una interacción o situación concreta y que debe de estar disponible y accesible durante largos periodos de tiempo. Es el soporte para el conocimiento acumulado o los patrones aprendidos. Puede ser útil, por ejemplo, y en el contexto de la atención a un cliente, para recordar sus características y preferencias y proporcionar un trato personalizado.

  • Memoria episódica: Se trata de un tipo de memoria especial ligada a lo que se denominan episodios discretos. Los autores no dan una definición de lo que es un episodio pero podemos entender que vendrían a ser un conjunto de sucesos lógicamente enlazados. Así, se me ocurre decir que un episodio es, por ejemplo, todo lo que ocurre durante la gestión de una reclamación, durante la tramitación de un expediente, durante la gestión de un viaje o durante un ingreso hospitalario. Es decir, los episodios se extienden durante un tiempo acotado, tienen principio y fin y, durante el transcurso de cada episodio, se producen interacciones y eventos. Pues bien, la memoria episódica, precisamente, pone foco, sobre todo, en la secuencia temporal y el contexto de los eventos.


El contexto


Finalmente, los autores nos hablan de la gestión del contexto que permite al agente tener una conciencia adecuada de la situación actual y también de la información histórica relevante.

Gestionar el contexto no sería más, hasta donde se me alcanza, que mantener las informaciones que hemos visto, estado del entorno y memorias, y usarlas adecuadamente para guiar el comportamiento del agente.


Conclusiones


Para un adecuado funcionamiento, los agentes no sólo deben de disponer de capacidades para razonar o para interaccionar con el exterior. Además, deben tener un conocimiento cierto tanto de la situación actual propia y del entorno, como de la historia, incluyendo el conocimiento acumulado y aprendido.


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