miércoles, 9 de abril de 2025

Retos para una mano robótica

Cuando pensamos en robots humanoides y los retos que su diseño y construcción conllevan, tendemos a pensar en los aspectos cognitivos, en inteligencia artificial. 

Y en parte es verdad, pero existen otros tipo de retos, tampoco hoy en día completamente superados y que, realmente, suponen un tremendo esfuerzo de ingeniería y diseño.


Algún reto no específicamente cognitivo


Sin que esto suponga, ni muchísimo menos, un censo exhaustivo, ni siquiera un ranking cierto de los problemas más complejos, se me ocurre, antes de abordar el caso de la mano robótica, citar dos retos que no son específicamente cognitivos.

El primero de ellos, creo que sólo parcialmente superado, es el de la marcha bípeda. La marcha bípeda supone un gran problema no sólo de coordinación, sino también de equilibrio. Aunque se trata de un problema parcialmente resuelto, de hecho vemos ya muchos robots humanoides caminando, lo cierto que todavía el andar de los robots existentes es en general algo torpe, lento y 'robótico'. Y les cuesta mucho el correr y ya no digamos hacer otros ejercicios como saltar o moverse por terrenos irregulares. De todo ello hay demostradores y en algunos casos realizaciones prácticas, pero creo que sigue siendo un tema complejo y no del todo resuelto. Un tema complejo, pues, sobre el que técnicamente se debe avanzar aún. Pero también un tema que hace reflexionar hasta qué punto, para muchas aplicaciones prácticas, no es más razonable utilizar robots con otro tipo de soporte, quizá varias patas, quizá orugas.

Otro tema, con algo más de componente cognitivo, es la coordinación habla-gesto. Ya hay robots avanzados (por ejemplo Ameca) que coordinan su gesto con aquello que dicen. Igualmente, en avatares o humanos digitales, se consigue bastante coordinación. Pero al menos en todo lo que yo he visto, sigue siendo una coordinación algo primitiva y el resultado es todavía artificioso. Se trata de un problema muy complejo, no sólo por la coordinación en sí misma sino porque, para conseguir un gesto natural, especialmente en robots físicos, se necesita un rostro hecho de materiales blandos, con un número de actuadores razonablemente similar a los músculos de un rostro humano y porque, aunque sigue un patrón común, ni siquiera la expresión del rostro humano es exactamente igual de una persona a otra. Más variado es aún, si cabe, el movimiento de las manos, algo fundamental en nuestro lenguaje no verbal.


Retos de una mano robótica


Pero vamos ya a ver alguno de los retos que plantea construir una mano robótica. Me refiero, por supuesto a una 'verdadera mano', no a un actuador o garra de un robot industrial que, en ocasiones, tiene una forma cercana de alguna manera a una mano.

En el libro 'Humanoid robotics and neuroscience' editado por Gordon Cheng, y en concreto en el capítulo 'Hands, dexterity and the brain' escrito por Helge Ritter y Robert Haschke describen algunas de las características de una mano humana, en los que se trabaja, no sin dificultades, para trasladar a una mano robótica.

En primer lugar, nos recuerdan que una mano humana está accionada por más de 30 músculos, que le proporcionan aproximadamente 20 grados de libertad y que, además, está dotada de numerosos sensores y elementos propioceptivos (sentirse a 'sí mismo'). Esto supone que, caso de que queramos imitarla completamente, se debe diseñar un sistema mecánica y sensorialmente muy complejo.

El alto número de grados de libertad se afronta en ocasiones usando menos actuadores que grados de libertad pero acoplando elementos lo que lleva a patrones fijos de movimiento. Es una solución práctica, pero que lleva a una mano robótica menos flexible y adaptable que la humana.

Un tema inesperado, al menos para mi, tiene que ver con la aplicación de fuerzas. Según los autores, una mano humana es capaz de aplicar una fuerza de 400 Newtons y más. Evidentemente, existen motores capaces de aplicar esa fuerza y fuerzas mucho más altas. pero no existen o al menos no en el momento en que los autores escribían este capítulo, micromotores capaces de integrarse en una mano robótica de dimensiones y morfología similares a una mano humana y capaces de aplicar esa fuerza. Para conseguir la fuerza deseada, se acude a diseños en que los actuadores son externos a la mano, situados en el antebrazo, y unidos mediante una suerte de 'tendones' a los dedos.

Cuando el uso de la mano robótica es como prótesis, no tanto para formar parte de un robot humanoide, el peso es también un problema fundamental. Los autores nos explican que se recurre, por ejemplo a diseños muy bien estudiados que permiten reducir el número de grados de libertad , y por tanto de actuadores, esto es, motores, necesarios, lo que lleva a reducir el peso. En algunos casos, se consigue incluso reducir a un único grado de libertad. Además, el uso de actuadores hidráulicos o neumáticos reduce el peso del actuador.

La velocidad, en concreto la velocidad del movimiento de los dedos, constituye otro reto importante. Esta velocidad es importante, por ejemplo, para coger objetos lanzados por el aire, dar la vuelta a un objeto entre los dedos o tocar un instrumento musical. Conseguir esa velocidad, aparte de retos de control, implica utilizar materiales ligeros (para disminuir inercia) y motores rápidos.

Volviendo a los grados de libertad, el manejo coordinado de un alto número de grados de libertad es otro reto de coordinación y control. Para este control, además, se necesitan sensores (potenciómetros, sensores de efecto Hall, sensores ópticos, etc) que proporcionen información de realimentación del movimiento real conseguido, para eliminar errores, de la forma, entiendo, en que habitualmente se realizan los sistemas de bucle cerrado.

La propia superficie de contacto de la mano implica un diseño cuidadoso. La mano humana es a la vez blanda, adaptable y rugosa. Las características mecánicas de la mano humana son pues muy complejas, pero también muy necesarias para su función, y no sencillas de conseguir en manos artificiales.

Además, muchas acciones humanas son bimanuales, utilizan las dos manos. Crear dos manos robóticas que actúan en oposición pero de forma coordinada, tiene también su complejidad.

En algunos de estos retos hay mayores avances y en otros menos en las manos robóticas actuales, pero todos estos retos, y otros que seguramente existan y no hayamos mencionado aquí, son una demostración de la complejidad (a la vez que la versatilidad) de una mano humana, e ilustran la dificultad de conseguir una mano robótica que la emule en su totalidad.


Conclusiones


La construcción de robots humanoides presenta retos que van mucho más allá (o mucho más acá, según se prefiera) de sus capacidades cognitivas o de los avances de la inteligencia artificial. Presentan también importantes problemas mecánicos, de materiales, cinemática, dinámica y control, que hemos ilustrado someramente en el caso de la mano, y constituyen un reto de ingeniería de primer orden.


lunes, 7 de abril de 2025

Diferentes empresas, mismo equipo: mi experiencia en TID-X 2025

Hoy publico un post diferente a los más habituales en este blog. Hoy quiero comentar mi experiencia con el evento TID-X 2025 celebrado los días 4 y 5 de Abril, un evento que reúne a antiguos empleados de la ya extinta Telefónica Investigación y Desarrollo, alrededor de unas charlas centradas en tecnología, e impartida por algunos de esos antiguos empleados.

Pero antes de comentar la experiencia propiamente dicha, intentaré dar algo de contexto sobre la empresa y sobre el evento.


Telefónica Investigación y Desarrollo


Telefónica Investigación y Desarrollo, Telefónica I+D para ser más breves y como normalmente nos referimos a ella, fue una empresa del grupo Telefónica nacida en Enero de 1987 y extinguida legalmente en Noviembre de 2023 aunque, hasta donde conozco, desde un punto de vista operativo que no jurídico había desaparecido unos años antes.

Telefónica Investigación y Desarrollo se creo, como digo, en 1987, siguiendo el modelo de los legendarios Bell Labs y, de hecho, aunque yo no viví esa época inicial, creo que entre los primeros directivos hubo algunos provenientes de Bell Labs. Su concepción era, pues, muy ambiciosa en cuanto a poder tecnológico y de innovación.

Recuerdo con qué admiración leía, desde mi Asturias natal, y recién incorporado a la actividad profesional, los artículos que empleados de Telefónica I+D publicaban en la legendaria revista 'Mundo Electrónico'. Se me hacía 'la boca agua' observando los temas tan avanzados en que trabajaban (hardware, software, microelectrónica,...) y la calidad de sus aportaciones. Y me parecía un sueño, un sueño casi imposible, trabajar en una empresa como esa.

Pero el sueño se hizo realidad en 1992 cuando me trasladé a Madrid y me incorporé a la plantilla de Telefónica I+D, en concreto, el 9 de Diciembre de 1992.

Aún recuerdo la casi emoción que sentí, cuando, unas semanas antes, y de camino hacia una de las entrevistas de selección, me crucé en la calle Emilio Vargas con el mismísimo Julio Linares, a la sazón director general de Telefónica I+D y cuyo nombre, cargo y aspecto conocía precisamente de algunos artículos en Mundo Electrónico.

El caso es que durante más de doce años, desde Diciembre de 1992 hasta Febrero de 2005, trabajé en Telefónica +D. Siempre he dicho, y creo haberlo escrito en este blog en algún momento, que si se puede querer a una empresa, yo he querido a Telefónica I+D.

La Telefónica I+D que yo conocí era una empresa joven, con una fuerte cultura, apasionada por la tecnología, perseguidora de la excelencia, atrevida, experimentadora, y con enorme confianza en sus propias fuerzas y capacidades. Una empresa con un equipo humano de altísimo nivel y donde todo parecía posible.

Una empresa un poco particular, eso sí, que a veces funcionaba como empresa y a veces como departamento. Con el paso del tiempo, y ya viéndola desde fuera, me resulta ilustrativo ver que no tenía ningún tipo de organización comercial. La poca venta que había que hacer la hacían los propios mandos de la parte operativa, completamente orientada a proyectos.

Pero una empresa que motivaba y empujaba, que abría posibilidades, que se atrevía casi con cualquier cosa  Una empresa con una fuerte cultura. Una empresa diferente. Una empresa, en fin, difícil de olvidar.


TID-X


TID-X es un evento, inspirado en su planteamiento y formato en los eventos TED, aunque no se ejecuta bajo su licencia y tampoco se empeña demasiado, o eso me parece a mi, en forzar esa similitud, aunque tampoco la oculta. Y donde, eso sí, los organizadores, speakers y asistentes son todos antiguos empleados de Telefónica I+D.

En su austera página web (tidx.com) se autodefine con estas palabras: 'TID-X es un evento de charlas de tecnología organizado por ex-empleados de Telefónica I+D'.

La primera edición tuvo lugar en 2018, a la que siguió otra en 2019 y se llegó a convocar otra en 2020 que, por desgracia, tuvo que ser suspendida debido a la pandemia.

Si tienes interés en ellas, apreciado lector, puedes encontrar algo de información sobre ellas en la propia página web del evento, y también ver algunas charlas en el canal YouTube (https://www.youtube.com/@tid-x772). 

Y, tras unos años en blanco tras la malograda edición de 2020, el evento ha vuelto con fuerza en 2025, siendo esta la primera edición en que asisto y participo.


El evento TID-X 2025


El evento de este año tuvo lugar este pasado fin de semana. Se inició el Viernes 4 con el denominado 'evento social' que consistió en una cena para todo el que quisiese apuntarse. Y el acto fundamental, el evento propiamente dicho, tuvo lugar el Sábado 5 de Abril en las instalaciones de  'The Bridge' en el paseo de Recoletos en Madrid. 

La lista de charlas de esta edición fue la siguiente:


  • Bienvenida (Juan de Bravo)
  • Designing and Building your Internal (Developer) Platform (Rubén González Blanco)
  • Passkeys y DPoP - fortaleciendo la seguridad de acceso a servicios (David Lozano)
  • Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana (Mariluz Congosto)
  • Revolutionizing Finance: How we leveraged Blockchain technology to optimize Financial Systems (Miguel Schneider)
  • Fortaleciendo las bases de la criptografía (Fernando de la Iglesia)
  • Old Man Yells at the Cloud (Javier Provecho)
  • The future of product development is here (Shay Cohen)
  • Los mayores retos en ética de la tecnología y el papel de las personas (Ignacio G.R. Gavilán)
  • It’s 2025, and We’re Still Not Pair Programming (Me Neither, Until Last Month) (Juan Agüi)
  • A personal walkthrough of a heart attack and recommendations (Pierre Plaza)
  • Despedida y hasta el año que viene (Alonso Álvarez)


Una instantánea al finalizar mi charla

En lo que a mi aportación respecta, si me buscas en la lista, verás, hacia el final, que impartí una charla titulada 'Los mayores retos en ética de la tecnología y el papel de las personas'.

El contenido de las charlas estará en breve, quizá cuando leas este post, en el canal YouTube del evento.


Mi experiencia


Bueno, y ya proporcionado todo el contexto, ahí voy con mi experiencia y mis percepciones.

Nada más comenzar, decir que estoy encantado de que este evento haya tenido lugar y que deseo que la iniciativa siga adelante el año que viene y volver a asistir.

Ha sido fantástico volver a encontrarme con antiguos compañeros aunque he de decir que, de 'mi quinta' no había tanta gente (cosa que habrá que intentar enmendar en futuras ediciones) y que en buena medida los asistentes era antiguos empleados más jóvenes, más de las últimas etapas de Telefónica I+D cuando yo ya no estaba allí. Pero también resulta muy interesante y enriquecedor escuchar y departir con esas generaciones más jóvenes que seguramente vivieron una Telefónica I+D algo diferente a la que yo viví.

No puedo decir del todo que me haya sorprendido, pero sí me ha llamado un poco la atención, el carácter tan marcadamente tecnológico, y tan detalladamente tecnológico, de muchas de las charlas. De hecho me parece que las charlas que eran un poco más de alto nivel, e incluso menos profundamente tecnológicas, fueron las que pronunciamos los más 'seniors' de los asistentes. Pero eso tiene de bueno que, aparte de demostrar que el 'ex equipo' de Telefónica I+D se mantiene muy al día, que conserva la pasión por la tecnología. Eso sí, confieso que, conforme iba escuchando a los speakers que me precedían, me preguntaba, no sin cierta zozobra, cómo iba a ser acogida mi ponencia, muy diferente a las demás en temática y mucho menos tecnológica (spoiler: la cosa fue bien :) ).

Me llamó también la atención la gran presencia de charlas relacionadas con ciberseguridad y la relativamente escasa presencia de la inteligencia artificial (aunque hubo una muy interesante charla con demo incluida sobre agentes IA). 

Más allá de los detalles de contenido, el ambiente fue fenomenal, y se mezclaba la camaradería con el interés auténtico (y el conocimiento, he de decir) en la tecnología y los temas que se contaban. 

Parece que algo, bastante, de la llama de la Telefónica I+D que conocí sigue vivo. Sigue vivo el interés en la tecnología, sigue vivo el interés en aumentar el conocimiento sobre ella, sigue viva la cultura de excelencia, sigue vivo el espíritu de equipo.

Descubrí creo que el día anterior, no me había fijado antes, que el lema del evento es 'Same team. Different companies' (mismo equipo, diferentes empresas). Y me gustó mucho (de hecho, aunque cambiando el orden lo he utilizado en el título de este post), y me parece que define bien el espíritu que subyace al evento: Telefónica I+D ya no existe y ninguno de los que formamos parte de ese proyecto está ya, por supuesto, en Telefónica I+D. La mayoría ni siquiera estamos en Telefónica. Pero sigue vivo ese espíritu de equipo, de compartir algo común.

Y ese algo en común, aparte de la tecnología, creo que es el orgullo de pertenencia, el orgullo de haber formado parte de Telefónica I+D, una empresa especial, una empresa difícil de olvidar.


Conclusiones


La única conclusión que cabe decir es que estoy orgulloso de haber pertenecido a Telefónica I+D, que estoy encantado de que TID-X exista, estoy encantado de haber formado parte de esta edición y que estoy deseando que llegue la próxima.


viernes, 4 de abril de 2025

La sorprendente paradoja del sesgo cognitivo

Con cierta frecuencia, cuando se habla de conocimiento, de pensamiento crítico o simplemente de comportamiento, renegamos un poco de los denominados sesgos cognitivos. Hablamos de ellos como formas de engañarnos sin darnos cuenta, de entender mal las cosas y, quizá, de tomar malas decisiones por ello.

Sin embargo, los sesgos cognitivos tienen una utilidad innegable y, muy paradójicamente, pudieran ser hoy en día más necesarios que nunca.

Suena raro ¿verdad?

Bueno, vamos a razonarlo poco a poco.


Los sesgos cognitivos


Sin entrar en definiciones muy académicas, un sesgo cognitivo es una forma que tenemos los humanos de procesar y entender la información. Una forma de entender, valorar o evaluar la realidad y, sobre todo, la información que de ella recibimos. Pero una forma que simplifica de alguna manera el proceso y, al simplificarlo, comete alguna forma de error o inexactitud, de desvío que es lo que, en el fondo, significa sesgo. 

Existe un amplísimo catálogo de sesgos cognitivos pero, por citar algunos de los más conocidos, de los que se me vienen a la cabeza en este momento, podría mencionar el sesgo de confirmación que hace que prestemos más atención a las informaciones que confirman nuestras creencias que a las que las desmienten, el sesgo de consenso que nos hace percibir que nuestras propias opiniones son mucho más aceptadas y generalizadas en nuestro entorno de lo que realmente son, el sesgo que no recuerdo como se llama pero que voy a denominar anclaje que hace que cuando no tenemos ni idea de un tema o de un valor, tomemos como referencia la primera propuesta que recibimos y ya sólo nos movemos con ligeras variaciones respecto a esa referencia (aviso para navegantes para aquellos que les guste regatear en una compra).


La utilidad de los sesgos cognitivos


Aunque son con frecuencia denostados, los sesgos cognitivos son muy útiles en la mayoría de las situaciones de la vida. En otras etapas de la historia de la humanidad, cuando esa humanidad vivía en condiciones más precarias y peligrosas, más integrado en la naturaleza, han sido un factor determinante de supervivencia. Al fin y al cabo, ante un tigre de bengala o un oso furioso no te puedes pensar muchos las cosas, y tienes que reaccionar.

Como decía, los sesgos cognitivos son simplificaciones en el procesamiento y entendimiento de una situación. Al tratarse de simplificaciones, permiten que el proceso sea muy rápido y que culmine con muy pocos datos. Es decir, es una forma tremendamente eficiente de procesar la información y apoyar una decisión.

Dicho de una forma coloquial, los sesgos cognitivos ayudan a evitar en las situaciones del día a día, la parálisis por el análisis. Ayudan a entender y decidir de manera inmediata y con poco datos.


El problema de los sesgos cognitivos


El problema de los sesgos cognitivos es que, aunque en la mayoría de las situaciones funcionan muy bien, existen otras en que 'nos engañan', nos hacen percibir de manera deformada la realidad y, por tanto, tomar decisiones equivocadas, como aceptar un precio muy por encima del valor real de un producto sólo porque tomamos como referencia lo que nos ofreció el hábil vendedor o, a lo mejor, reafirmarnos en ideas equivocadas porque llevamos al extremo el sesgo de confirmación.


La sobrecarga cognitiva


Aunque el nombre ya empiece a sonar 'viejuno', vivimos cada vez más inmersos en la sociedad de la información

Vivimos en un mundo que genera cada vez más y más datos, más y más información, una información que, además, está ahora perfecta y permanentemente accesible a través de los medios digitales. Vivimos en un mundo interconectado en que recibimos más y más estímulos, más informaciones, más noticias, más chistes, más propuestas de venta, más noticias, en una lucha por captar una atención, la nuestra, que es cada vez un bien más escaso y objeto de las apetencias comerciales y competitivas.

Más y más información, pues, y eventos que nos llegan en el fragor de un mundo interconectado, en tiempo real y 'always on'.

Nosotros, y nuestros cerebros, estamos por tanto más y más bombardeados de informaciones y estímulos, estamos sometidos, por tanto, a una alta sobrecarga cognitiva.

Este hecho e lo encontraba reflejado de alguna manera, y esa ha sido la inspiración para este post, en el final del libro 'Influencia. La psicología de la persuasión' de Robert B. Cialdini donde el autor decía:


Todo ello nos conduce a un panorama perturbador: con el sofisticado aparato mental que hemos usado para llegar a ser la especie superior en el mundo, hemos creado un entorno tan complejo, acelerado y cargado de información, que cada vez más tenemos que enfrentarnos a él del mismo modo que los animales a los que superamos hace mucho tiempo.


La paradoja


Y ahí es donde surge la paradoja.

Como estamos sometidos a una altísima carga cognitiva, como tenemos que procesar tanta información y estímulos, necesitamos mecanismos que nos lo hagan fácil, que filtren y simplifiquen. 

Y ¿Qué tenemos para simplificar ese procesamiento?

Pues, los sesgos cognitivos.

Los sesgos cognitivos con toda su eficiencia cognitiva, pero también con sus riesgo de conducirnos al error.

Y ahí tenemos la sorprendente paradoja: hoy en día que tenemos tanta información, hoy en día que somos tan conscientes de la existencia de los sesgos cognitivos, es posible que los necesitemos más que nunca. 


El pensamiento crítico


Necesitamos entonces pensamiento crítico. 

Ya que no tenemos más remedio que procesar rápidamente muchísima información, ya que en el fondo necesitamos aplicar sesgos casi como una forma de supervivencia cognitiva, debemos al menos ser conscientes de ello y gestionarlo. 

Y esa es una parte de las labores del denominado pensamiento crítico.

Eso sí, y adoptando un poco la visión de procesos de negocio, ese pensamiento crítico no puede funcionar 'en serie' con el procesamiento cognitivo normal, no puede ser una barrera, un paso previo o posterior al proceso cognitivo, porque eso sería ineficiente y anularía el valor del sesgo cognitivo.

El pensamiento crítico debe funcionar en paralelo con el proceso cognitivo normal, a modo de sonda, de monitorización de lo que hacemos, para levantar alarmas cuando sea realmente oportuno pero no interferir cuando no es necesario.  


Copilotos cognitivos


Y es posible, aunque aquí ya estoy especulando un poco, que tengamos a nuestro alcance una gran herramienta tecnológica para ayudarnos: los copilotos de la inteligencia artificial generativa, los ChatGPT o Copilot de turno.

Porque estas herramientas son muy fáciles de utilizar y procesan y simplifican cantidades ingentes de conocimiento e información y nos la ponen a disposición de una manera inmediata y muy sencilla y accesible. Constantemente están ahí para ayudarnos a entender, a conocer, a recabar información y obtener ideas.

Sabiendo, eso sí, que éstas herramientas están sujetas a sus propios sesgos, a sus propias desviaciones y errores.

Y el pensamiento crítico, pues, sigue siendo necesario.


Conclusiones


Estamos inmersos en un mucho con sobreabundancia de información y estímulos. Esa sobreabundancia conlleva una enorme sobrecarga cognitiva y, para aliviarla, necesitamos en el fondo utilizar, pese a su ala prensa, los sesgos cognitivos y, quizá, el apoyo de copilotos de inteligencia artificial. 

Y, por encima de todo, a manera de supervisor, el pensamiento crítico.


miércoles, 26 de marzo de 2025

Especulando sobre un mercado para robots humanoides (y III): estrategias de desarrollo de mercado

Y con este post, llego al final, al menos por el momento, de mis reflexiones y especulaciones, sobre un mercado para los robots humanoides.

En este caso. me voy a centrar en posibles estrategias de desarrollo de este mercado

Aunque antes quiero hacer primero un recordatorio del concepto del 'abismo' ('chasm') de Geoffrey Moore y revisar los elementos que pueden tener en su contra este tipo tan especial de producto que son los robots humanoides.


Recordando el abismo de Geoffrey Moore


La idea del abismo ('the chasm') fue planteada por Geoffrey Moore  y recogida en su libro 'Crossing the chasm', pensando en nuevos productos de alta tecnología y mercados emergentes...una problemática que encaja perfectamente con el mercado para robots humanoides.

Moore se basa en un modelo de penetración en el mercado que sigue el famoso 'Technology adoption lifecycle' de Everett Rogers y que se representa en la figura:


Technology adoption lifecycle y el abismo

En ese ciclo de vida se pueden ver las famosas etapas de adopción por diferentes capas de la población / empresas (los innovadores, los 'early adopters', la 'early majority', la 'late majoritiy'  y los 'laggards').

Pues bien, para Rogers el gran momento de peligro, el 'abismo' es el salto desde los 'early adopters' a la 'early majority'.

¿Por qué?

Por un lado, tanto los innovadores como los 'early adopters' son segmentos del mercado que gustan de la tecnología, de la novedad, de probar cosas y, por tanto, son personas o instituciones 'fáciles', que desean los productos de alta tecnología y que, incluso, a lo mejor están dispuestos a perdonarles pequeñas carencias iniciales. Además, los estudios indican que suelen tener un poder adquisitivo alto. Son un mercado propicio y, además, son un mercado reducido.

El problema, el abismo, es pasar a la 'early majority' saltando desde los 'early adopters', Por un lado, el beneficio del producto, la proposición del valor, debe de ser más clara y creíble pero, además, ya se trata de un mercado masivo. Y eso significa que llegar a él se precisa de altas inversiones en materia de producción, de distribución y de marketing. Así que, si el producto no tiene aceptación, puede ser la ruina.

Para saltar ese abismo, la propuesta de Rogers se resumen en:


  • Escoger un nicho de mercado muy concreto
  • Concentrar las fuerzas en liderar ese nicho
  • A partir de ahí extender a mercados adyacentes


Es decir, en el fondo, ir progresivamente. 

¿Es esa solución para el mercado de los robots humanoides?


Los talones de Aquiles de los robots humanoides


¿Qué puntos débiles tienen los robots humanoides? En una rápida reflexión (no muy profunda como en el fondo no lo es en ninguno de los artículos de esta serie), creo que hay tres:


  • Coste: Aunque hace poco leía de manera diagonal una noticia sobre un robot chino muy barato, lo cierto es que me parece que, de forma natural, los robots humanoides, al menos en su versión más avanzada, son productos caros. Eso hace que no todos los clientes se los puedan permitir, especialmente en el ámbito doméstico o de consumo, y que los que se lo puedan permitir sean más exigentes en cuanto a sus beneficios diferenciales.

  • Prestaciones: Aunque los avances son muy importantes, a veces incluso espectaculares, creo que aún a los robots humanoides (vuelvo a insistir, los robots humanoides avanzados) tienen unas prestaciones relativamente limitadas, al menos respecto a lo que el 'imaginario' colectivo asume de un robot humanoide, y de lo que las exigencias de su uso en entornos no muy controlados, imponen.

  • Falta de estándares y diseño dominante: Esto es algo bastante natural en un mercado tecnológico emergente. No hay estándares, ni 'de iure' ni 'de facto'. Lo que hay mucho componente de investigación y desarrollo, de prototipado y de intentos de posicionamiento tanto tecnológico como de marca por parte de las empresas que trabajan este mercado. Aunque es perfectamente natural y comprensible, esa falta de estándares, esa falta de diseño dominante, dificulta la escalabilidad, dificulta la bajada de costes y puede imprimir incertidumbre en posibles clientes que no saben qué opción es mejor, o si se sostendrá o en el tiempo, o si están arriesgando mucho 'casándose' con un fabricante, o si tendrán soporte, o piezas de repuesto, etc. Aunque es una situación normal en un mercado tecnológico emergente, no deja de ser una dificultad,


Cualquier avance en lo relativo a materiales, procesos productivos, algoritmia, etc que lograse bajar costes y/o aumentar prestaciones iría a favor de este mercado, como es lógico. Ese es un ámbito más de la investigación y desarrollo y sólo cabe poner las esperanzas en la capacidad de investigadores y fabricantes que trabajan en esta tecnología.

El tema de los estándares, por su parte, es más dependiente de la madurez del mercado y de las dinámicas competitivas.


***


Ya con este marco, exploro algunas posibilidades de evolución de este mercado, de formas de acometerlo o de factores que podrían influir en su desarrollo.


La estrategia de Tesla con el coche eléctrico trasladado a los humanoides


Aunque hablo de Tesla, no estoy pensando en la Tesla de hoy en día, ni en su robot Optimus, sino en el planteamiento que Elon Musk hizo hace ya varios años, cuando Tesla nació, sobre su apuesta estratégica en tres fases. En esa estrategia, la idea era:


  • Fase 1: apostar por un vehículo deportivo, caro, de alta gama y tirada limitada (el Tesla Roadster) con un objetivo fundamental de experimentar y aprender.

  • Fase 2: ir ya a por un coche más común aunque todavía de gama más bien alta, que puediera ser vendido en mayores cantidades y que preparase a la compañía para el escalado. Este era el papel reservado para el Tesla Model S.

  • Fase 3: con la empresa ya preparada para mercado masivo, ir ya a por ese mercado masivo con un coche de gama media: el Tesla Model 3.


¿No podría tener sentido esa estrategia para los robots humanoides? Partiríamos de un robot humanoide caro pero de altas prestaciones (hasta donde la tecnología lo permita) e iríamos a mercado limitados: personas o empresas con dinero e innovadoras. Es para esta fase para la que consideraba muy importante a ese segmento de clientes que en el post anterior donde los denominaba 'los early adopters adinerados' y donde veía, por ejemplo, a las estrellas de Hollywood. Como en el caso del Tesla Roadster, la idea sería afinar el producto (y, añadiría, crear marca e imagen).

Centrado más el tiro, técnico, de mercado y de producción, se podría ir a por un robot humanoide quizá más centrado en casos de uso, quizá más modesto en prestaciones (aunque con tecnología más afinada). Probablemente, los clientes fuesen empresas del ámbito de los eventos, la tecnología, etc

Finalmente, con la tecnología, los sistemas productivos, los canales y los casos de uso afinados, lanzamiento masivo, para más casos de uso incluyendo, quizá, el mercado doméstico y de consumo.

En innovación, e innovación tecnológica, nunca se sabe, pero yo creo que esta estrategia tiene sentido.

Puede que, incluso, la propia Tesla y el propio Elon Musk, estén pensando en una estrategia así para su Óptimus o, en general, su negocio de robot humanoides.


Robots como servicio y servicios basados en robots


Creo que en este mercado, el concepto de 'Robot como servicio' y del tipo de empresas que denominaba el el post anterior 'plataformas de robots', podrían aportar mucho valor porque eliminan en los clientes/usuarios finales muchas de las reservas en cuanto al uso de robots humanoides (inversión, apuesta por un producto un poco incógnita, posible anclaje a un fabricante, mantenimiento, etc).

Si sigo el modelo de tres fases de Tesla, creo que, aunque les veo a estas plataformas de robots papel en todo el ciclo, me parece especialmente importante cuando hablásemos de la Fase 2, del punto intermedio, donde ya queremos llegar aun mercado más amplio y empezar a prepararnos para escalar.


La incógnita de los robots de cuidados


Para mí este es un segmento de clientes incógnita: según su comportamiento podrían ser un acicate casi definitivo para este mercado o bien pasar a un segundo plano o, incluso, tener un papel casi nulo.

Si se demostrase que los robots humanoides son útiles como robots de cuidado e incluso de compañía, y si se venciesen resistencias psicológicas y si, finalmente, las administraciones o empresas sociosanitarias apostasen por ello, podría suponer un cambio de la noche al día: un mercado masivo, buen pagador y que, además, acercaría a los robots humanoides a todo el mundo.

Si por el contrario, se demuestra que los robots humanoides no son adecuados para las labores de cuidados o no son aceptados. seguiríamos hablando como mera curiosidad de estos casos de uso, pero no supondrían nada como mercado.


¿Nos pueden sorprender los robots sexuales?


Otra gran incógnita, para mí, son los robots sexuales. Aunque no manejo datos, no tengo muchas dudas de que sea un mercado de cierta relevancia. 

Pero, cuestiones éticas aparte (unas cuestiones que, por cierto, también podría suponer su prohibición o limitación), me cuesta verlo como motor del mercado de robots humanoides y, más bien, lo contemplo como un nicho, quizá un nicho jugoso, pero un nicho.

No creo que sirvan para el desarrollo tecnológico de los robots humanoides (salvo, quizá, en materiales)  y creo que el precio puede limitar este mercado.


La incierta apuesta por las fábricas


Aunque Elon Musk dice que quiere a Optimus para las fábricas de Tesla, lo cierto es que me cuesta verlo.

No digo que no existan 'huecos' posibles para los robots humanoides en las fábricas, huecos donde su esperada versatilidad y flexibilidad, y su posibilidad de colaborar con humanos, sean útiles y diferencialmente mejores que sus alternativas industriales.

Pero en un entorno controlado, como suelen ser los industriales, intuyo que normalmente serán más eficientes robots especializados de ese entorno industrial.

Sólo podrían, creo, dar una sorpresa los robots humanoides si su producción a gran escala, les hiciese tan económicos que, unida a su versatilidad, pudiesen, quizá más por eficiencia que por eficacia, suplir a los robots industriales.


La también incierta apuesta por el 'downsizing'


Otra posibilidad es que, aunque en los videos promocionales y las noticias llamativas que vemos últimamente, se nos sugieran (o demuestren) robots muy avanzados y complejos, la apuesta real, mirando al mercado y al menos a corto y medio plazo, sea por robots más simples y, por tanto, más baratos.

Sin renunciar a las mejoras tecnológicas de todo tipo y a la sofisticación creciente, podría pensarse en robots humanoides más simples, más cercanos a los robots sociales actuales, y si esa simplicidad se uniese a una producción a gran escala, los costes y los precios pudiesen bajar mucho.

Y eso permitiría ir a mercados más masivos, incluyendo el doméstico o empresas pequeñas y medianas.

Pero para eso, creo, se necesitan casos de uso realistas y ser capaces de reducir costes y precios. En esta labor de reducir costes y precios sería importante alcanzar la escala (sujetos, eso sí, al famoso riesgo del 'abismo'). De nuevo, la estrategia escalonada de Tesla con el coche eléctrico, creo que tiene sentido para llegar aquí.


La apuesta de los estados


Algo que podría cambiar las reglas del juego sería el papel de los estados. Y en este caso, no puedo de dejar de pensar en China.

Me refiero a que un estado (y sólo me imagino ahora mismo a China haciéndolo) creyese tanto en esta tecnología, ya sea por sí misma o por su importancia estratégica, que estuviese dispuesto a invertir y subvencionar masivamente en ella financiando, a su costa, el viaje desde la experimentación hasta la gran escala.

Aprovecho para mencionar en este apartado de los estados el uso militar. La tecnología militar es muy avanzada y de forma parecida a los usos en salud, hasta cierto punto acomete un mercado insensible al coste. Sin embargo, no acabo de ver a los robots humanoides en el ámbito militar. Pese a que en películas y, de nuevo, en el imaginario colectivo, sí aparezcan los robots soldado, no me convence en cuanto a su adecuación meramente práctica. Sí veo una gran sinergia tecnológica: los sistemas de percepción, razonamiento, guiado, etc de los robots humanoides podrían tener aplicación militar y viceversa. De hecho, algunas de las armas más avanzadas en forma de misiles, drones, tanques, etc son en algunos casos formas especiales de robots. Lo que no veo, al menos no de forma generalizada, cuál sería el papel de un robot humanoide salvo, quizá, como imagen o intimidación.


El seguidismo estratégico


Mas pensando en empresas que en el mercado en su conjunto, se puede seguir la estrategia del 'fast follower', es decir, empresas que sin aspirar a liderar el mercado y la tecnología, sí siguen de cerca los últimos avances.

Hacerlo así les elimina muchos costes de inversión en investigación o en desarrollo de mercado (promoción, canales, cadenas de suministro, etc) pero les permite llegar pronto a un mercado eventualmente jugoso y creciente.

Como digo, los 'fast followers' por sí solos no van a crear un mercado pero, si son capaces de seguir, sin asfixiar, a los líderes ('first entrant'), pueden ayudar mucho a que el mercado crezca y madure en ofertas y en clientes.


Conclusiones


Bueno y esto son, simplemente, algunas ideas y algunas especulaciones. Es posible, muy posible, que haya otros modelos u tras estrategias que no se me hayan ocurrido en este momento.

Pero como reflexión y especulación, me resultan interesantes, me ayudan a estructurar una opinión y una línea de análisis y seguir, quizá con mayor criterio, lo que pueda suceder en las próximas semanas, en materia de desarrollo tecnológico, de marketing y de estrategias, en este sector tan alucinante como son los robots humanoides.

Veremos...


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miércoles, 19 de marzo de 2025

Especulando sobre un mercado para robots humanoides (II): segmentos de clientes

Acometo el segundo de los posts que dedico a especular sobre un posible mercado para los robots humanoides y una posible dinámica de desarrollo de ese mercado.

Si en el post anterior me centraba en la proposición de valor, que pueden aportar diferencial los robots humanoides, en este artículo especularé un poco sobre los posibles segmentos de cliente.

En ese sentido estoy siguiendo un orden diferente al que se aplica normalmente, cuando se usa el Business Model Canvas y herramientas relacionadas. En esa aplicación, lo lógico es que primero se identifiquen posibles segmentos de cliente y luego se defina la proposición de valor. Es una metodología lógica pero en este caso, y dado lo poco claro aún que están ambas cosas, la escasa definición actual de este mercado, creo que tiene sentido primero preocuparse de ver qué tienen de especial estos robots (con los que ya se están experimentando) y qué pueden hacer, y luego identificar ya posibles segmentos donde esas capacidades tengan sentido.

Si estuviésemos hablando de una empresa, una startup real, el orden debería ser el canónico (segmentos de cliente->proposición de valor) pero para especular en un mercado poco definido, creo que el orden proposición de valor genérica -> segmentos de cliente, puede resultar más ilustrativo. Si una empresa entra en este mercado, ya deberá decidir los segmentos de cliente a que se dirige y afinar y concretar la proposición de valor.


Sobre los segmentos de cliente


Antes de revisar los segmentos de cliente posibles, recordar que al hablar segmentos de clientes queremos decir grupos de cliente con la suficiente homogeneidad como para ofrecerles el mismo porfolio de productos y servicios, la misma proposición de valor y, a partir de ahí, derivar el mismo modelo de negocio.

Advertir también que no estoy pensando en segmentos de cliente a muy largo plazo, sino los segmentos de clientes iniciales a corto o medio plazo, los que podrían contribuir a que este mercado despegase.

De los primeros segmentos de cliente que se me ocurren, estarían los siguientes:

  • Los 'early adopters' adinerados
  • Instituciones sanitarias y sociales
  • Las grandes ferias
  • Plataformas de robots
  • Las super-tecnológicas

Pero no quiero dejar de comentar lo que imagino respecto a otros cuatro segmentos de clientes:

  • Hostelería
  • Industria
  • El sector espacial
  • Mercado doméstico

Vamos a verlo


***


Empezamos por los segmentos a los que veo mejores perspectivas.


Los 'early adopters' adinerados


Me ha costado encontrar un nombre para este segmento de clientes. ¿A qué me refiero? Pues estoy pensando en grandes millonarios, algo excéntricos y con proyección mediática. Cuando pienso en este segmento, se me vienen a la mente las grandes estrellas de Hollywood, por ejemplo, aunque probablemente podríamos incluir casos como los jeques árabes millonarios por el petróleo, quizá grandes deportistas, grandes cantantes, algún o alguna 'influencer' y perfiles similares.

En general son personas (personas más que empresas) para las cuales el probable alto coste de un robot humanoide no signifique nada, y a cambio, les permita afianzar su estatus, impresionar a sus visitas, aparecer en medios y, bueno, tampoco descartemos que realmente les interesen o diviertan, imagen aparte.

En mi imaginación, podrían jugar un papel más importante de lo que parece, pero eso lo explicaré en el siguiente post.


Instituciones sanitarias y sociales


Para mi este es un segmento un poco incógnita, pero al que hay que claramente tener en cuenta. Admito que me cuesta visualizarlo si pienso en España pero, sin embargo, es un segmento muy lógico y sobre el que en países como Japón, y creo haber oído que también en China, se está trabajando.

Tiene bastante lógica. La población mundial está envejeciendo y se está alargando la esperanza de vida. Las personas mayores necesitan atención, ya sea en hospitales, residencias o domiciliaria. Y no hay profesionales sanitarios y sociales suficientes, ni tampoco es fácilmente sostenible la atención directa por familiares. Por ello, tiene sentido buscar mecanismos de automatización.

Aunque a nivel de hospitales, por ejemplo, se pueden usar otro tipo de robots para, por ejemplo, transporte de medicinas o comida, para la relación y atención a pacientes tiene cierta lógica que estemos hablando de robots sociales y dentro de eso, parece también bastante lógico que sean humanoides.

No me parece necesario que deban ser humanoides de alta fidelidad, pero sí parece la morfología humanoide la más adecuada. Conviene que sean sofisticados en cuanto a capacidades relacionales (sobre todo lenguaje verbal) y con cierto manejo responsable de elementos como la mirada. Estructuralmente, creo que, aunque depende de su uso final, deben exhibir cierta destreza en cuanto a manipulación (para entrega de medicinas, comida incluyendo quizá alimentar a la persona, quizá arreglar camas, etc) y en algún caso con fuerza, para desplazar camas ocupadas o, y aunque esto es delicado, mover a las personas. A cambio, no creo que deban ser sofisticados en cuanto a desplazamiento. No creo que en general se necesite, puede que ni siquiera convenga, que sean bípedos. El eliminar las piernas simplificaría mucho el movimiento y su control y podría abaratar costes. En algunos casos, y si se expandiera el modelo, hasta podrían ser robots asignados a habitaciones, con necesidades de desplazamiento mínimas.

Aparte de la necesidad, y de la adecuación funcional de los robots, hay otro elemento a tener en cuenta: la capacidad de pago. Como comenté en el artículo anterior, al menos de momento los robots humanoides son caros. Pero el sector sanitario y social se caracteriza porque, especialmente en el caso de sector público, no 'repara en gastos'. Decirlo así puede ser exagerado, pero sí es cierto que es un sector menos sensible al precio, porque se prioriza la salud y el bienestar de las personas y no se busca tanto el retorno como la sostenibilidad. 


Las grandes ferias


Cuando hablo de las grandes ferias, me refiero a grandes exposiciones como el Mobile World Congress y similares. No necesariamente de tanto tamaño e importancia, ni siquiera necesariamente del sector tecnológico, aunque parece razonable empezar por ahí.

En estas ferias, los robots humanoides pueden realizar el papel de azafatas, o guías, o de punto de información móvil, aportar explicaciones, indicar dónde se encuentran los stands, quizá hacer alguna 'demo', etc.

De hecho, no es raro ya desde hace algunos años, ver robots sociales como Pepper en este tipo de ferias. Lo que pienso es que se podría generalizar algo más y abarcar nuevos tipos de feria (turismo, arte, etc)

Eso sí, salvo quizá excepciones en que haya exposiciones permanentes o de muy larga duración o itinerantes, me cuesta imaginar que los responsables de estas ferias adquieran en propiedad los robots. No me parece imposible, pero tampoco muy generalizable.

Para ello les convendría más, seguramente, alquilar o subcontratar esos robots (cosa que también ya se hace hoy en día). Y eso me lleva al siguiente segmento de clientes: las plataformas de robots.


Plataformas de robots


A lo mejor el nombre de plataforma de robots sea ligeramente pretencioso, y no del todo adecuado porque puede confundir con otros modelos de negocio...pero me gusta el nombre.

En el fondo lo que estoy pensando es en empresas que alquilen robots u ofrezcan servicios basados en robots. Para ello, adquirirían un parque de robots que irían alquilando a sus clientes o usando en los servicios que prestasen a sus clientes. Vendría a  ser lo que en alguna ocasión se  ha denominado RaaS ('Robot as a Service') y que ya se utiliza en algunos ámbitos incluyendo el industrial.

En el caso más básico, se alquilaría el propio robot sin más y la empresa cliente lo utilizaría como lo necesitase. Pero no sería extraño que la plataforma de robots ofreciese servicios, que visualizo en dos niveles posibles:

  • Un primer nivel en que la plataforma de robots configura o adapta el comportamiento del robot para el entorno en que va a ser usado pero a partir de ahí ya es gestionado por el cliente final.
  • Un segundo nivel en que la plataforma de robots lo que ofrece realmente es un servicio basado en robots, por ejemplo, un catering, un servicio de recepción, etc y se ocupa del servicio en su conjunto, no sólo de los robots

Puede tener mucho sentido para dar servicio a clientes que quieren usar robots pero no de manera permanente (el caso de las ferias sería paradigmático) y, por tanto, para esos clientes no tiene sentido la adquisición de unos robots que son caros y que precisan mantenimiento y conocimientos especializados.

Incluso podría ser el caso de empresas u organizaciones que, aunque sí usasen los robots de manera permanente, no lo considerasen su 'core business' y prefiriesen externalizarlo. Las organizaciones de atención sociosanitaria podría ser un cliente de este tipo.


Super-tecnológicas


Estrictamente hablando, las super-tecnológicas no serían verdaderos clientes, sino empresas interesadas en este tipo de productos: los robots humanoides, pero para aprovechar sus capacidades tecnológicas y, quizá, lanzar en algún momento su propia solución.

Enlaza con lo que comenté en el post anterior: existe sinergia tecnológica de los robots humanoides con otros muchos tipos de soluciones técnicas avanzadas (sensores, inteligencia artificial, vehículos móviles, drones autónomos, robots móviles, etc) que los convierten en una gran plataforma de innovación... a la espera de desarrollar su mercado propio.

Cuando pienso en super-tecnológicas, pienso en empresas tipo Tesla, pero puedo incluir Google, Microsoft, otros fabricantes de coches, fabricantes de robots industriales, industria militar, etc. De hecho algunas de estas empresas o sectores ya están haciendo incursión en el sector de los robots humanoides.


***


Los segmentos de clientes anteriores son los que me imagino, aunque puedo haberme olvidado de alguno, como los que 'tiren' inicialmente del mercado de robots humanoides. Pero hay algún otro sector que pudiera jugar un papel, o que me parece interesante comentar. Vamos a ello,


Hostelería


A lo mejor llama la atención que no haya incluido la hostelería dentro de los sectores o segmentos de cliente para el desarrollo del mercado de robots humanoides cuando, incluso, la fotografía de cabecera del post es un caso de uso en hostelería: un robot camarero.

Lo veo un poco en el límite. Sí que veo la aplicación de robots sociales, y de hecho es algo que ya se está haciendo, como camareros, o sirviendo copas. Pero me parece que, caso de generalizarse, y salvo en lugares 'top' que buscasen una experiencia diferencial o una imagen de marca especial, tenderían a soluciones de escasa sofisticación, pudiendo ser válidos robots ya existentes, simplemente por motivos de coste.

Es cierto que, quizá en locales de lujo, por ejemplo, podrían desear robots humanoides de los sofisticados. Pero no estoy muy seguro de que eso fuese un gran mercado, al menos inicialmente.

Otro posible desarrollo en el sector hostelería, sería trasladar al menos parcialmente, a hoteles las soluciones de tipo sociosanitario. Si un robot fuese capaz, no sólo de relacionarse con las personas y traerles 'cosas' (comida o medicinas, por ejemplo), sino que también fuese capaz de ocuparse de la limpieza y de arreglar la habitación, podrían ser usados masivamente en cadenas de hoteles. No tengo claro sin embargo, en este momento, si hay robots capaces de hacer una cama (supongo que sí, y que incluso el diseño de camas simples, con poco más que un edredón, facilitaría las cosas, pero no estoy seguro).

En fin, que es un sector en el que, aunque veo posibilidades, tampoco las veo nítidamente a forma masiva a corto plazo.


¿Qué pasa con la industria?


Puede llamar la atención también que no haya incluido entre los sectores fundamentales para los robots humanoides, la industria, y más tendiendo en cuenta que el propio Elon Musk al hablar de Optimus lo sitúa en las fábricas de Tesla.

El motivo es que creo que, en un ambiente industrial, que es un ambiente en general muy previsible y un entorno acondicionado para la labor de fabricación o producción, tienen más sentido robots tradicionales, seguramente menos flexible que un robot humanoide, pero muy fiables, eficientes y seguramente robustos.

Quizá, como parte de alguna concepción moderna de 'célula de fabricación flexible' pudiera tener sentido algún robot humanoide pero, a la espera de ver lo que Tesla o similares puedan concebir, pienso que siendo prácticos, en el entorno industrial tienen mas sentido otro tipo de robots.

Quizá, y solo quizá, una eventual bajada importante de costes de los robots humanoides unido a un aumento de flexibilidad podría justificarlo.

O quizá, pudiera tener sentido una especie de híbrido entre robot humanoide y manipulador industrial: algo así como un robot de forma aproximadamente humanoide y con capacidades de relación social y de desplazamiento, pero que, en lugar de manos, tuviera elementos terminales para soldadura, pintura, etc, (quizá que tuviera más de dos brazos y alguno fuesen manos y otros elementos especializados) e, incluso, que quizá, el propio robot fuese capaz de determinar la herramienta que necesita y ajustársela.  

De todas formas, y aunque me mantengo a la expectativa, sigo viendo poco claro, al menos a corto o medio plazo, la aplicación masiva de robots humanoides en el ámbito industrial.


El sector espacial


El sector de la exploración espacial es muy interesante para la robótica de todo tipo y pudiera dar cabida también a robots humanoides por su versatilidad. Creo que el propio Elon Musk ha afirmado que los primeros viajes de SpaceX a Marte llevarán robots Optimus.

Aunque no es cien por cien seguro que un robot humanoide sea la mejor opción para exploración espacial, tampoco me parece del todo descabellado. 

Pero no lo sitúo como uno de los sectores principales por motivos de volumen. Aunque los contratos para exploración espacial seguro que son grandísimos y muy jugosos, el número de robots implicados creo que siempre sería escaso.

Me parece que es un sector que, caso de que realmente los robots humanoides encuentren su hueco en él, servirá más para el desarrollo tecnológico, la prueba de concepto, la puesta a punto de casos de uso, etc que como un mercado propiamente dicho.

Eso sí, caso de ser exitoso el uso de robots humanoides en este campo, podría suponer un aldabonazo para otros mercados y sectores.


¿Y el mercado doméstico?


¿Y qué pasa con el mercado doméstico? ¿Qué pasa con el consumo? ¿Llegarán los robots humanoides a nuestros hogares?

Bueno, no creo que sea el primer mercado. Aparte de alguna eventual resistencia psicológica, sobre todo creo que es prohibitivo, actualmente, el coste. Además, y desde un punto de vista práctico, no tiene sentido pagar lo que puede costar un robot humanoide para lo que realmente se puede obtener de él en el ámbito doméstico.

De todas formas conviene hacer algunas salvedades.

La primera es que, en mi opinión, el mercado masivo, el consumo, el mercado doméstico, en un sector o un mercado mucho más impredecible porque la decisión de compra, creo, es mucho menos racional. Si por algún motivo, a 'la gente' de repente, le apeteciese tener robots humanoides, en general o para algún uso concreto, si algún fabricante lograse 'apretar la tecla oportuna', a lo mejor la demanda explotaba. Pero de momento creo que, ni hay esa demanda, ni la relación coste-beneficio  justifica la compra. Es más, incluso aunque esa relación coste-beneficio no fuese mala, el precio no lo puede pagar cualquiera.

Otra salvedad que quiero hacer es que estoy pensando en robots humanoides de sofisticación media o alta, como los robots sociales de gama alta actuales o más evolucionados. Formas robóticas más simples y baratas, más cercanas a un juguete o a una forma avanzada de altavoz inteligente móvil, aunque tampoco apuesto por ello claramente a corto plazo, no me parece descabellado. Solo se trata, de nuevo, de encontrar la 'tecla' y apretarla.


En busca de una 'killer app'


Y esa búsqueda de la tecla' nos refiere en parte al famoso concepto de la 'killer app', esa solución o ese caso de uso de una tecnología que, de repente, y puede que inesperadamente, puede que incluso inexplicablemente, haga explotar el mercado.

En el caso de los robots humanoides, también puede aparecer esa 'killer app' que no nos imaginemos ahora mismo, o que no consideremos cercana. En el caso de los robots humanoides, sin descartarla completamente, creo que se necesita todavía un 'afinamiento' de la solución desde el punto de vista técnico y funcional y, sobre todo, una bajada de costes.


Conclusiones


Como toda esta serie de posts, realmente lo que he hecho es mera especulación, basada en mi intuición más que en datos firmes, pero he intentado recorrer los segmentos de clientes y los mercados donde me imagino que los robots humanoides pudieran tener éxito a corto o medio plazo, y algún sector adicional en que lo veo menos claro pero que, por un motivo u otro, me parece que tienen o pueden tener relevancia.

En el próximo post, que creo que será el último de esta 'mini-serie', comentaré, de nuevo como mera especulación, estrategias y dinámicas de mercado para la introducción más o menos masiva de robots humanoides.


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lunes, 17 de marzo de 2025

Especulando sobre un mercado para robots humanoides (I): proposición de valor

Que el mundo de la robótica en general, y de la robótica cognitiva y los robots humanoides en particular, es algo que pueden saber bien quienes sigan este blog o en otros medios digitales.

Un poco bajo esa perspectiva ,acojo con una mezcla de entusiasmo y escepticismo la creciente presencia en medios y eventos de este tipo de robots y algunas predicciones que ya nos hablan de adopciones masivas y de mercados gigantescos.


En busca de estudios de mercado de robots humanoides


He intentado, aunque confieso que aún sin mucho ahínco, encontrar informes lo más serios posible sobre ese mercado y esas expectativas. Aunque confieso, insisto, en que aún le he dedicado poco esfuerzo a esa búsqueda de informes, de momento lo poco que me he encontrado es de pago o no muy fiable. Así que aún tengo pocas opiniones fundamentadas al respecto.


Especulando acerca del mercado de robots humanoides


Así que, sin renunciar a esa búsqueda y lectura de informe de terceros (que espero poder acometer esta misma semana), me ha apetecido hacer algunas reflexiones propias sobre ese mercado de robots humanoides, sobre lo que éstos tienen que ofrecer, sobre su madurez tecnológica, sobre su proposición de valor y sobre posibles estrategias de lanzamiento.

Esto me ocupará un corto número de posts, calculo que  tres, y que empiezo hoy con este dedicado a la proposición de valor de los robots humanoides.

Adelanto, y vuelvo a insistir en ello, que se trata de una valoración bastante especulativa, más basada en mi intuición que en datos, así que pudieran existir lectores que, con base en alguna información más o menos sólida, tuvieran otra perspectiva bien fundada, e incluso pudiera suceder que yo mismo cambiase de opinión si los hechos, los datos o nuevas reflexiones, me demostrasen que 'las cosas', van por otra vía a la que imagino ahora mismo.

Pero, de todas formas, me lanzo a dar mi opinión y mi percepción actual. Y lo hago, como he dicho, reflexionando sobre la proposición de valor de los robots humanoides.


La proposición de valor de los robots humanoides


Cuando explico a alumnos la casilla de proposición de valor del famosísimo Bussines Model Canvas, les suelo decir, simplificando, que en la proposición de valor tenemos que decir dos cosas:


  • El porfolio de productos y servicios que ofrecemos
  • Qué aportamos a los segmentos de cliente a que servimos, qué nos hace diferentes y sobre todo valiosos para esos clientes

Las personas avezadas en estos temas de modelos de negocio, seguramente conocen la existencia del lienzo específico de proposición de valor en que se retrata, de manera más detallada, a los segmentos de cliente con sus trabajos, frustraciones y alegrías y qué ofrecemos en esos tres aspectos. Pero no voy a llegar tan lejos en este artículo: simplemente voy a razonar en lenguaje natural lo que creo que se puede aportar desde el campo de los robots humanoides.


La proposición de valor de los robots humanoides


Reflexionando brevemente sobre los robots humanoides, y sin pensar aún en segmentos de cliente concretos (cosa que trataré en otro post), creo que, de forma simplificada, puedo identificar los siguientes valores o elementos de valor de los robots humanoides:


  • Versatilidad en la automatización 
  • Cercanía y facilidad de uso
  • Atractivo, efecto 'wow'
  • Plataforma de innovación

La versatilidad en la automatización


La automatización de tareas y procesos, suele utilizar, y así lo ha hecho también en el mundo de la automatización, equipos especializados, aptos para el ámbito concreto de aplicación y muy eficientes en ella. 

Así, en el caso de los robots manipuladores que automatizan procesos industriales, no les dotamos de ruedas ni ningún otros mecanismo de transporte puesto que están fijos en una línea de producción. Aunque sí exhiben cierta flexibilidad en cuanto a los elementos terminales, los 'gripper' o 'garras' puesto que son reemplazables, cuando el robot está trabajando en régimen permanente utiliza siempre el mismo tipo de elemento terminal, apto para soldar, pintar, manipular o la tareas que le correspondan, porque durante semanas, meses o años va a estar haciendo siempre esa misma labor. Y el programa también es un programa fijo, con pocos elementos de flexiblidad, como mucho la detección mediante sensores de una pieza o cosas similares aunque, también, evidentemente, si el mismo robot lo vamos a usar para otra tarea, se puede reprogramar.

Los robots móviles, por ejemplo los AMR ('Autonomous Mobile Robot') aunque parecen exhibir más flexibilidad en su comportamiento, no dejan de tener sus limitaciones o especializaciones. Así, en ambientes industriales, e incluso en ambientes de exterior, de hospital u oficina, el mecanismo de movimiento son las ruedas, un gran mecanismo realmente, pero que funciona bien en terrenos lisos y normalmente con nula o escasa pendiente, teniendo dificultades, por el contrario, en terrenos irregulares. En algunos casos se puede mejorar la situación usando orugas, pero no deja de ser un mecanismo aún de cierta especificidad. Los robots habituales se enfrentan mal, por ejemplo, a escaleras.

Frente a eso, los robots humanoides pueden ofrecer una gran versatilidad y capacidad de adaptación a todo tipo de tareas. El disponer de manos y piernas les permiten acometer todo tipo de tareas de la misma forma que los seres vivos en general, y los seres humanos en particular, son capaces de hacer. En cierto sentido podemos entender que los seres vivos, aunque tienen especializaciones evidentes, tienden a ser 'maquinas de propósito general', puesto que el día a día de la naturaleza y sus entornos les hace tener que enfrentar situaciones y tareas muy variadas. Al imitar a los seres vivos, en concreto a los humanos, los robots humanoides heredan al menos parte de esa versatilidad, y más versatilidad cuanto mejor imiten a los humanos, a nivel tanto físico como cognitivo.

Salvando muchas distancias, podemos aludir a un cierto paralelismo y decir que los robots humanoides pueden tener un efecto generalizador sobre la robótica similar al que los modelos fundacionales tienen en el procesamiento del lenguaje y en la inteligencia artificial en general.

Una versatilidad que, sin embargo, puede ir en detrimento de su eficiencia para tareas específicas que probablemente fuesen realizadas de manera más eficiente por máquinas especializadas o robots más tradicionales. Esto es muy importante tenerlo en cuenta, sobre todo cuando hablemos de costes.

Cercanía y facilidad de uso


El segundo elemento de la proposición de valor de los robots humanoides es su 'facilidad de uso' por parte de las personas.

Los robots humanoides emulan, no solo en su forma, sino también en su comportamiento y comunicación a las personas: se comunican mediante voz y lenguaje natural, utilizan convenciones sociales en su relación con personas y las acciones que realizan son, más o menos, las que podríamos esperar que realizase una persona. Es decir, apenas hay que 'aprender a utilizarlos'. Nada de APIs, listas de comandos, etc para relacionarnos con ellos, sino una relación natural y, por supuesto salvando algunas distancias y limitaciones, similar a la que tendríamos con una persona.

Así que son fáciles, casi triviales de utilizar.

Siguiendo con los paralelismos, los humanoides son al mundo físico lo que los agentes conversacionales avanzados, basados en grandes modelos de lenguaje e interacción por voz en el mundo de las aplicaciones: apenas hay que aprender a usarlas, al menos para una interacción inicial, porque es la máquina la que se ha adaptado al modo de comunicación humano.

Esta facilidad de uso, útil en cualquier situación, puede ser especialmente importante para entornos domésticos o de oficina y para conseguir una eventual masificación del mercado de los robots humanoides.

Atractivo y efecto 'wow'


Es bastante evidente el efecto de fascinación que, no sólo en mi, sino creo que en muchísima gente, ejercen los robots humanoides. Ese atractivo, y ese efecto 'wow' puede ser explotado en muchos casos de uso y en muchas aplicaciones, especialmente en los momentos iniciales de su penetración en el mercado.

Es evidente que si esta tecnología y este mercado maduran, se perderá ese efecto 'wow', pero creo que en este momento es una parte importante de la proposición de valor para algunos segmentos de cliente y casos de uso, y que puede jugar, como explicaré en otro post, un papel importante en el desarrollo de este mercado.

Plataforma de innovación


Finalmente, y aunque este elemento de proposición de valor sólo aplica a segmentos muy especiales de clientes, los robots humanoides son una gran plataforma de experimentación e innovación.

Los robots humanoides son máquinas muy complejas, donde se unen desde tecnologías relativamente tradicionales de la ingeniería como materiales, motores, cinemática/dinámica, sensores, etc con elementos avanzados de inteligencia artificial, no sólo en el campo de la percepción (voz, visión artificial) y en el procesamiento del lenguaje, sino también en gestión de emociones, en planificación del movimiento, en resolución de problemas. Incluso, y yendo más allá de la pura tecnología, los robots sociales se han utilizado para experimentar en materia de psicología, aprendizaje, comportamiento, comportamientos sociales, antropología,...

Incluso si los robots humanoides tardasen en generar un mercado voluminoso, las sinergias con muchos otros tipos de soluciones podrían convertirlos en unas excelentes plataformas de experimentación, investigación e innovación pudiendo exportar soluciones tecnológicas a otros campos como los vehículos autónomos, la propia inteligencia artificial y así un largo etcétera y obteniendo una rentabilidad indirecta

Elementos del reverso tenebroso


Conviene, a pesar de los elementos interesantes de los robots humanoides, ser conscientes de algunas 'pegas' algunos reversos tenebrosos que pueden limitar o retrasar su despliegue. Se me ocurren los siguientes:


  • Madurez tecnológica: A pesar de los espectaculares vídeos que muchos fabricantes de estos robots nos ofrecen (algo que abanderó Boston Dynamics), a pesar de las demos en congresos y eventos tecnológicos, a pesar del ruido mediático, tengo la sensación (y en este punto estaría encantado de dejarme convencer de lo contrario) que los robots humanoides (me refiero a los avanzados, no a robots sociales más o menos básicos) no están aún tecnológicamente preparados para el 'prime time', que no están aún a la altura de la promesa que esos vídeos y el 'hype' que les rodea plantean, que no podemos 'soltar' a robots humanoides en entornos domésticos o de oficina, que aún necesitan moverse en entornos especializados y bajo supervisión. Esto puede cambiar, claro. Y ojala que cambie. Y probablemente cambie. Pero creo que esta es la situación actual.

  • Coste: Los robots humanoides son máquinas sofisticadas y caras. No tengo muchas cifras pero seguramente estemos hablando de una horquilla entre los 10.000€ y los 50.000 €, algo así como un coche y, en muchos casos, un coche caro. Eso limita mucho sus posibilidades de mercado. En este punto hay una cierta realimentación, un cierto círculo virtuoso, que comentaré en otro post, entre el desarrollo de un mercado y el coste de la tecnología que pueden 'correr a favor' de los robots humanoides. Pero ese círculo virtuoso hay que ser capaces de activarlo y, en este momento, creo que aún no lo está. Y, por ello, ahora mismo los robots humanoides son bastante caros. 

  • El valle inquietante: Este tercer punto es un riesgo que, quizá sea con diferencia el menos importante, pero no quiero dejar de señalarlo porque podría tener alguna relevancia en mercados domésticos o no profesionales. Aunque los robots humanoides resultan en general atractivos, es cierto que cuando su aspecto es muy similar a un humano pueden llevar a un rechazo. Eso puede ser relativamente gestionable por los fabricantes, cuidando que el aspecto sea solo 'relativamente humano', sin cruzar las fronteras del valle inquietante. Aún así, sospecho que para ciertos colectivos o en ciertas aplicaciones, un robot humanoide puede generar rechazo o incluso miedo. 


Conclusiones


En este post he intentado, y siempre siguiendo mi intuición más que datos, delimitar los elementos de la proposición de valor de los robots humanoides. En próximos posts hablaré, creo, de los segmentos de cliente a que pueden ir dirigido y qué les aportan, y en posibles estrategias de desarrollo de este mercado.


miércoles, 12 de marzo de 2025

Grandes modelos de lenguaje y el derecho al olvido

Uno de los derechos de que se habla mucho en el mundo digital, con frecuencia ligado a los aspectos de privacidad, es el del derecho al olvido.

Este derecho, se podría ver comprometido, de una forma quizá insospechada, por la existencia y el uso de los grandes modelos de lenguaje o de los modelos fundacionales en general.

Antes de abordar el problema, dos breves incisos: uno para comentar en qué consiste eso del 'derecho al olvido' y otro para recordar brevemente cómo se produce el entrenamiento de los grandes modelos de lenguaje (LLM, 'Large Language Models').


El derecho al olvido


No soy jurista, así que no pretendo aportar una definición rigurosa, sólo introducir la idea por si algún lector no estuviese familiarizado con ella. Solicito ayuda a ChatGPT y obtengo una explicación que me parece perfectamente ajustada a lo que quería explicar. Me dice:


El derecho al olvido es un concepto legal y de privacidad que permite a las personas solicitar la eliminación de información personal de los motores de búsqueda, bases de datos y otras fuentes digitales cuando dicha información ya no es relevante, es inexacta o afecta negativamente su reputación. Se origina en el derecho a la protección de datos personales y la privacidad.


En efecto, esa es la idea: debido a nuestra interacción con los medios digitales, y muy especialmente, aunque no únicamente, con redes sociales, existe o puede existir una gran información en la red sobre nosotros, en muchos casos mucha información que hemos aportado voluntariamente y, en ciertos casos, una información que incluye datos personales o que posibilita la identificación.

En cualquier caso, incluso en el caso de información no personal, es posible que, en un momento dado prefiramos que esa información deje de estar en la red. El derecho al olvido, en buena medida, creo, apoyado en el caso europeo en el RGPD (Reglamento General de Protección de Datos), pretende proteger ese derecho a la eliminación de datos.

Desde un punto de vista legal, al menos hasta donde se me alcanza, lo que protege el RGPD y, por tanto, el 'verdadero derecho al olvido' que tenemos, al menos los ciudadanos europeos, se enfoca a los datos sensibles y de carácter personal. No tengo tan claro, lo reconozco, el derecho a eliminar otro tipo de contenidos como un artículo, un post, un tuit, etc.


El entrenamiento de los grandes modelos de lenguaje


Hagamos otro alto en el camino para hablar brevemente y de forma algo superficial de cómo se hace el entrenamiento de los grandes modelos de lenguaje.

En los grandes modelos de lenguaje actuales, lo que entrenamos son unas redes neuronales complejas. El entrenamiento se refleja, fundamentalmente, en el ajuste de los pesos de la red neuronal. Con base en los ajustes de esos pesos, los modelos aprenden a codificar los textos como unos vectores (los famosos 'embeddings') que albergan cierto contenido semántico; aprenden también, de alguna manera la estructura del lenguaje humano (su sintaxis y morfología); y aprenden, finalmente, y de alguna manera, una gran cantidad de conocimiento de todo tipo recogido en texto, en lenguaje.

Para eso se basan en la lectura y, en cierto sentido, 'digestión, de una ingente cantidad de texto contenido en libros, páginas web etc. En esa digestión es en lo que, metafóricamente, consiste el entrenamiento.

Es importante entender, aunque no es fácil del todo de imaginar que, aunque estos modelos, aprenden de alguna manera, no tienen para nada los conceptos simbólicos, lógicos, causales, etc que tenemos los humanos y que asociamos al conocimiento y cuya adquisición asociamos al aprendizaje. En el caso de los grandes modelos de lenguaje, de los modelos fundacionales en general, hablamos de modelos altamente probabilistas, donde el conocimiento como los entendemos los humanos, está implícito, diluido, recogido en unos pesos y unos parámetros que sólo muy indirectamente, aunque de una forma muy eficaz, tienen que ver con un verdadero conocimiento.

Aunque es 'invento mío' esta idea del 'conocimiento diluido' es importante tenerlo claro: en un gran modelo de lenguaje no hay una base de datos, o un repositorio de conocimiento donde podamos encontrar elementos de conocimiento, ni mucho menos la fuente de donde se obtuvo ese conocimiento.


La dificultad para olvidar


Esa 'dilución, que insisto que es una forma de expresarlo que me acabo de inventar para escribir este post, explica la dificultad para olvidar que presentan estos modelos de lenguaje. 

En efecto, no hay un mecanismo sencillo, probablemente ni siquiera viable, para pedirle a un gran modelo de lenguaje que elimine datos concretos, conocimientos concretos, de su 'acervo de conocimiento'. No existe ese mecanismo, o no es sencillo, porque ese conocimiento, porque los datos, porque la información factual están diluidos en el modelo. No están en ningún sitio concreto. No hay un elemento concreto, un registro de una base de datos, un link, un documento... no hay un soporte concreto para un dato o para un conocimiento sino que éste se encuentra diluido en el modelo. Y por ello es muy difícil actuar sobre él.

Esta idea está recogida de alguna forma en el último libro de Chip Huyen titulado, 'AI Engineering: Building Applications with Foundation Models', y donde, en un momento dado, nos explica:


Imagine you published a blog post that you eventually deleted. If that blog post was included in a model’s training data, the model might still reproduce the post’s content. As a result, people could potentially access removed content without your consent.


No habla explícitamente de derecho al olvido, y no se centra en datos personales sino en un artículo de un blog, pero el mensaje es el mismo.

En tecnología, especialmente en el campo del software, casi todo es posible. Supongo que, de la misma forma que chatbots basados en modelos fundacionales como ChatGPT rodean a su modelo de los famosos 'guardrails' para intentar garantizar la eliminación de lenguaje ofensivo o respuestas poco éticas, alguna forma de superposición, de protección de datos podría hacerse también orientada a posibilitar el olvido. Pero esa superposición intuyo que, caso de ser posible, sería compleja, escalaría mal, en ocasiones fallaría, penalizaría las prestaciones y, en definitiva, sería muy costosa y muy poco práctica.

Así que, siempre con la esperanza de que los ingenieros que trabajan en estos modelos puedan 'inventar' algo práctico, de momento tenemos que pensar que en aplicaciones basadas en grandes modelos de lenguaje, el derecho al olvido es muy difícil, casi imposible, de garantizar en estos momentos.


Conclusiones


La conclusión está clara: en estos momentos, garantizar el derecho al olvido cuando la información que se quiere 'olvidar' ha sido utilizada en el entrenamiento de un gran modelo de lenguaje, es una tarea muy difícil, probablemente imposible. 

Un motivo buen para revisar cómo se entrenan estos modelos y también un acicate para que, como ciudadanos individuales, seamos lo más cuidadosos y responsables posible con los datos que volcamos en la red.