lunes, 4 de julio de 2022

La fungibilidad de los tokens y el éxito de los NFT

Está de moda el tema de los NFT es decir, los 'Non Fungible Tokens'. Y como todo lo que tiene que ver con tecnologías avanzadas y con la comunicación de las mismas, cuando se ponen de moda existe una cierta mitificación, a veces una clara exageración y, no pocas veces, una simplificación confusa.

¿De que hablamos cuando hablamos de NFT exactamente?

Bueno, no me considero, ni mucho menos, un especialista en la materia, pero voy a intentar arrojar algo de luz, al tiempo que también ordeno mis propias ideas, apoyándome en la obra 'Token Economy: How the Web3 reinvents the Internet' de Shermin Voshmgir

Y ya de paso, al final, elucubrar un poco.


En primer lugar: ¿qué es un token?


Antes de contestar a la pregunta de qué es eso de un token no fungible, cabe preguntarse qué es, simplemente, un 'token'. Creo, no estoy 100% seguro, que la palabra 'token' no está reconocida por la Real Academia Española como un término en castellano pero eso, a efectos de lo que nos ocupa, es poco importante.

Hablamos de 'token' en el contexto de activos y transacciones económicas y, muy especialmente, en plataformas blockchain y entornos Web3.

Y creo, creo, que la palabra 'token' incluso en ese ámbito, precede al mundo tecnológico actual, aunque muchas veces sólo se utilice en el entorno blockchain. No tengo ahora mismo a mano una definición de 'libro' de lo que es un token, que incluya incluso el mundo pre-blockchain, pero voy a arriesgar la siguiente:


Un token es una representación de valor.


Me refiero a valor económico que, en el fondo, parece que debiera ser una contrapartida de valor en sentido más amplio. Es decir, los activos materiales y los servicios que nos prestamos tienen un valor económico, un valor que, a efectos de transacciones y almacenamiento, trasladamos a otros objetos que lo representan. Si dicho así suena muy raro, pensemos en el dinero: las monedas y los billetes son tokens, puesto que representan valor. Las fichas de un casino son 'tokens' puesto que representan valor. Una escritura de propiedad es un token, puesto que representa un activo de valor.

Pero, claro, la palabra 'token' se ha popularizado en el contexto digital y de las plataformas de blockchain. Probablemente haya quien opine, y no voy a poner especial empeño en desmentirlo, que 'token sólo se aplica en el mundo blockchain o DLT. Y, en ese sentido, los 'token' son elementos fundamentales de esas plataformas, unos elementos que siguen conservando su propiedad de representación de valor pero que lo hacen mediante unos artefactos digitales fuertemente securizados mediante mecanismos de criptografía, consenso, etc. y que se gestionan en las plataformas blockchain aunque con frecuencia representen activos físicos o, en cualquier caso, activos que 'viven' fuera de la plataforma blockchain.

En esa línea, Shermin Voshmgir nos dice:


The tokenization of an existing asset refers to the process of creating a tokenized digital twin for any physical object or financial asset.


No está mal esa visión del token como gemelo digital de un objeto físico o activo financiero (aunque ojo con confundir aquí el término 'gemelo digital' con el que se emplea en el ámbito de la industria 4.0). 

En el mundo de blockchain, una criptomoneda, un bitcoin específico, por ejemplo, es un 'token'. Pero los token en en mundo blockchain pueden representar todo tipo de activos y valores: un activo físico como una propiedad, un derecho de voto, un derecho de uso, etc


La fungibilidad de los token


Dentro de los token, alguno son fungibles y otros no fungibles. La verdad es que creo que en castellano, el término 'fungible' confunde bastante y que, quizá, sería más adecuado algo como 'intercambiable'.

¿Qué quiere decir eso de la fungibilidad?

Pues se trata de que los token fungibles son intercambiables unos por otros soportando o representando el mismo valor con independencia, por ejemplo, de su creador o historia. Los token no fungibles, evidentemente, son aquellos en que esto no es así, en que sí existe diferenciación y no hay plena intercambiabilidad.

De nuevo parece muy extraño hasta que se pone un ejemplo del mundo real. Las monedas son token 'fungibles'. Así, no me importa intercambiar una moneda de un euro por otra. Me da igual cuándo se acuñó, en qué país o por qué manos ha pasado antes que por las mías. Sigue valiendo un euro. Y todas las monedas de un euro valen un euro. Son perfectamente intercambiables. Son fungibles.

No sucede lo mismo, por ejemplo, con activos como las obras de arte, en que cada una tiene un valor diferente y en que importa mucho el artista creador e incluso su historia. Dos obras de arte, o las escrituras que representan su propiedad, no son directamente intercambiables. No son fungibles.

Aunque la palabra nos extrañe, o aunque a lo mejor no entendamos todavía cómo se gestiona esto a nivel técnico en las plataformas de blockchain no parece ni tan complicado, ni tan moderno, ni tan original ¿no?


¿Y por qué tanto ruido con los NFT?


¿Pero por qué entonces tanto ruido últimamente con los NFT, los token no fungibles, y con que si tal o cual artista, por ejemplo, ha creado un NFT?

Pues confieso que no estoy del todo seguro y que no deja de sorprenderme un poco 

Pero sólo un poco porque, en primer lugar, en 'moda tecnológica' esta sobre-exposición, estas sobre-expectativas, esta exageración, son cosa frecuente.

Pero sólo un poco también porque puedo identificar factores que nos pueden orientar más allá del mero ruido mediático. 

Creo que, en el fondo, estamos experimentando e innovando. 

Entre otras cosas estamos experimentando con unas plataformas, blockchain que se dice llamadas a cambiar la forma en que se realizan los intercambios económicos, las transacciones, o se reflejan contratos, o se traza un activo, o se aseguran identidades. Y si eso es así, cualquier tangibilización o experimento exitoso, digamos crear y transaccionar con éxito un NFT, es llamativo y puede que incluso relevante.

Creo que también, en cierto sentido, se cuestiona en algunos aspectos qué es el valor y, sobre todo, qué es valioso. Nos sorprende el valor que puede alcanzar un yate digital que sólo sirve en un mundo virtual, o un vestido digital o, en fin, elementos sin realidad física que, de tener valor, lo tienen únicamente en esa Web3 o ese Metaverso también tan publicitado y todavía por demostrar e implantar realmente. Que un NFT que puede representar ya no un cuadro físico al que estamos acostumbrados, sino una obra de arte digital, quién sabe si incluso creada mediante inteligencia artificial, pueda ser transaccionada con éxito, alcanzar un alto valor, no es sólo interesante desde el punto de vista de modelos de negocio y proposiciones de valor, es que desafía aspectos profundos de nuestra economía tradicional y de a qué concedemos valor, y nos adentra en territorios inexplorados, llenos de oportunidades y miedos.

Y eso sí parece normal que haga correr 'ríos de tinta' (digital, normalmente)

En el fondo, NFT, probablemente, y sin despreciar en absoluto su realidad y la tecnología que hay detrás, no sea más que un icono, un término, una especie de marca comercial que sirve de paraguas para insinuar y experimentar con una posible revolución económica, de nuestra concepción del valor y de lo que hacemos con él. 


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