miércoles, 9 de septiembre de 2020

Visitando el origen literario de los robots


Me gusta de vez en cuando visitar los orígenes,las fuentes últimas de las ideas más populares o influyentes de nuestro tiempo, al menos de aquellas que me interesan.

Visitar en este caso suele querer decir leer, una lectura que beba de fuentes originales, de libros o artículos escritos por los grandes pensadores, los grandes genios, los grandes transformadores, los grandes 'influencers' del pasado.

Cuando me he interesado por la psicología o el psicoanálisis, he acudido a la lectura de Jung, de Adler y, por supuesto, de Freud.

Cuando mis intereses han apuntado hacia la filosofía, no he dejado de echar un vistazo a Aristóteles o Platón.

Y en literatura, me he leído a muchos de los grandes clásicos españoles y mundiales, sin hacerle ascos a 'tochos' tan intimidantes como El Quijote, el Ulises de James Joyce, Moby Dick, Madame Bovary, La Regenta y tantos otros.

Beber en fuentes originales, además de aportar muchas veces mayor calidad literaria y de pensamiento que los resúmenes y elaboraciones posteriores, te permite acceder al pensador original, a su estilo y sus  matices y de paso tener más criterio cuando se escucha una opinión u argumentación en ellos fundamentada.

Pero, evidentemente, si en este blog hablo de acudir a los orígenes, no estoy pensando en psicología, en filosofía o en literatura. Estoy pensando en management y, sobre todo, en tecnología.

Ese mismo interés en conocer las fuentes originales me llevó, por ejemplo, hace ya bastantes años a adquirir y leer obras seminales y muy citadas de la Inteligencia Artificial como son 'The Society of Mind' de Marvin Minsky o el legendario 'Perceptrons' de Minsky y Papert, dos libros que guardo en mi estantería como auténticos tesoros. 

Pero pasando ya al campo específico de la literatura y los robots he leído, por supuesto, decenas de relatos de Isaac Asimov, donde me he encontrado en numerosas ocasiones con sus famosísimas tres leyes encabezando algunas de sus narraciones. Y he disfrutado de algunos relatos que me han cautivado (o tambiñen hecho reír) como 'La última pregunta', 'La máquina que ganó la guerra' o '¡Mentiroso!'

Karel Capek

Y mi último viaje en busca de fuentes primeras, la que en el fondo, y tras tantos rodeos, motiva este post, ha sido también literario y relacionado con los robots. En esta ocasión, he querido leer 'R.U.R.' (Rossum's Universal Robots), una obra de teatro estrenada en 1920 y donde el literato checo, Karel Capek introdujo por primera vez en lengua inglesa, la palabra robot.

Parece que cualquier obra introductoria sobre robots se siente en la obligación de mencionar esta obra y yo ya llevaba tiempo deseando leerla por mí mismo.

Me he encontrado una obra de lectura fácil pero que quizá, contemplada desde los ojos de hoy día, justo cien años después de sus estreno, sea un tanto tópica, un tanto simple, y casi, casi infantil. Una obra que, sin embargo, tiene el mérito de lo primigenio, de lo original. Y una obra donde se abordan ya temas aún en el candelero como la eliminación del trabajo de las personas, el miedo a la rebelión de las máquinas y los sentimientos de los robots.

Parece que en este siglo que ha transcurrido desde el estreno de 'R.U.R.' hemos avanzado muchísimo en tecnología pero no tanto en mitos, miedos y tópicos.

Y puede, sólo puede, que esa sea la mayor enseñanza obtenida de la lectura de este clásico literario-tecnológico y la mayor recompensa, si exceptuamos, por supuesto, el simple placer de leer y de leer a clásicos de un tipo u otro.


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